• Asignatura: Historia
  • Autor: castelangabriel40
  • hace 4 años

Ideas en la política de lgnacio bartolache, jose Antonio, Xavier clavijero, diego jose abad, javier alegre​

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Respuesta dada por: ncontrerasortiz2
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La primera pregunta que todo historiador de la historiografía debe hacerse es la de por qué existen personas que en cierto lugar y en determinada época escribieron obras de historia tal como lo hicieron y cuál es la validez de sus narraciones sobre ese pasado que intentaron retratar. Esta pregunta puede ser la vía de acceso y acercamiento a la comprensión no sólo de la obra, sino también del historiador mismo, del siglo que lo produjo y de la época del pasado que él estudió. Sin embargo, dista mucho de ser sencillo, sobre todo cuando el historiador en cuestión vivió en una época de intensa actividad intelectual51.Tal es el caso, dentro del rico panorama de la historiografía mexicana, de Francisco Xavier Clavigero, figura destacada de nuestro Siglo de las Luces52. El valor de sus obras históricas, desde el ángulo que se desee verlas, radica no sólo en el poderoso esfuerzo de resurrección y reconstrucción del pasado que revelan, sino también en la ponderada sabiduría del autor que con una prosa equilibrada y matizada pudo captar mundos y épocas ya desaparecidos, y retratarlos en magistrales frescos históricos.

Clavigero perteneció a esa notable generación de jesuitas que durante el segundo tercio del siglo XVIII y aun antes impulsó la renovación de los estudios y propició la difusión de las ideas modernas, filosóficas, científicas e históricas53. Todos ellos destacaron -primero en México y, después de la expulsión de la orden, en Italia- en disciplinas tales como las letras clásicas, la arquitectura, la estética, la historia natural, la historiografía o la teología. La mayoría publicó sus obras en Europa y esto contrasta notablemente con lo poco que dio a las prensas en México, lo que ha llevado a deducir que, aunque estos autores se formaron en México, su madurez intelectual la obtuvieron en Italia cuando estuvieron bajo la influencia de las vigorosas corrientes de la Ilustración europea54. No obstante el peso objetivo que pueda tener esta tesis, es evidente que los intelectuales jesuitas llevaron de su patria algo más que los elementos de las obras que publicaron -o incluso dejaron inéditas- en Europa. En este punto, como en muchos otros de la historia cultural mexicana del siglo XVIII, es necesario estudiar el clima intelectual que permitió que en ese segundo tercio del siglo un grupo de jesuitas impulsara la renovación e introdujera las ideas modernas en la Nueva España.

En efecto, entre 1700 y 1750 vemos florecer una numerosa generación de intelectuales, no pocas veces olvidada, que vincula a los ilustrados de la segunda mitad del siglo XVIII con la generación de Sigüenza y Góngora y de Sor Juana en el último tercio del XVII. En ese período que ajusto título podemos denominar «primera ilustración mexicana»55, destacaron, al lado de los innovadores de la Compañía de Jesús, personalidades tales como Arce y Miranda, Gamboa, Villaseñor y Sánchez, Rivadeneyra y Barrientos, Eguiara y Eguren, Pedro de Alarcón, Castoreña y Ursúa, Cabrera y Quintero, Sahagún de Arévalo y Juan Antonio Roxo. Todos ellos produjeron obras de gran valor en el campo de las letras, la historia, la ciencia y la filosofía. Junto a jesuitas tales como Castro, Campoy, Alegre, Lazcano, Clavigero, Orrio, Dávila, prepararon el camino para esa eclosión intelectual que caracteriza a la Ilustración mexicana de la segunda parte del siglo XVIII.

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