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URANITO EN EL PLANETA TIERRA
(SANTIAGO RONCAGLIOLO)
Uranito era un niño extraterrestre que vivía en el planeta Berberecho, a miles y
miles de años luz de la Tierra. Siempre se portaba muy mal. Se burlaba de los que
eran distintos de él: de los berberechis moteados, de los juts de dos cabezas y de
habitantes de otros planetas.
Sus padres estaban muy preocupados por su actitud. Un día le dijeron: “Te vamos
a mandar una temporada a un planeta nuevo. Te hará bien, para que conozcas
otros seres y aprendas a respetarlos”.
Lo mandaron a la Tierra. Primero cayó muy al norte, en la capa de hielo que
cubre la parte de arriba del planeta. Allí había otro niño como él, llamado Inu. Inu
vestía una gruesa piel de oso para no tener frío. Para pasar desapercibido, Ura-
nito se puso la piel de oso tuark del planeta Goblon.
Inu y Uranito jugaron con bolas y muñecos de nieve. Inu le enseñó cómo, para
besar a su mamá, los esquimales se frotan las narices una con otra. Uranito apre-
ndió muchas cosas con él y se divirtió. Pero tenía mucho frío. Pidió por radio: “¿No
puedo ir a un lugar más caliente?
Le dieron permiso y viajó al río Amazonas. Allí, los niños viven en cabañas suspen-
didas sobre el río, y saben usar el arco y la flecha. Uranito se llevó un susto. Uranito
se hizo amigo de Martín, que era un aguaruna. Los niños del Amazonas viven
rodeados de mascotas: tienen monos, peces, guacamayos, tapires, pollos.
Un día, Uranito descubrió que el esquimal Inu estaba con él. ¡Se había escondido
en su nave antes de salir! Trató de llevarlo de vuelta a la nieve. Viajaron muchas
horas. Al aterrizar, bajaron en un gran desierto. ¡Se había equivocado de ruta!
Allí conoció a Hassan. Hassan era un nómada. No vivía siempre en el mismo sitio.
Viajaba por todas partes, como Uranito, pero sin equivocarse.
Hassan vivía en una tienda de tela que colocaba al llegar a cada sitio. Le ofreció
comer una comida deliciosa con carne y queso de oveja. Uranito llamó a Inu para comer. Pero de la nave salieron Inu y Martín. ¡Martín también estaba allí!
Uranito pensó que ahora sí tendría un problema.
Corrió a la nave y voló hacia el Amazonas. Pero se equivocó otra vez y cayó en
China. Allí conoció a Zhu Mei, una niña que vivía en un arrozal. Le preguntó:
“¿Cómo llego al Amazonas, por favor?
Zhu Mei se subió a la nave para guiarlo. Cayeron en Sudáfrica, donde subió un
chico llamado Tutu; y luego, en Francia, otro llamado Jean. La verdad, la nave
iba muy llena, pero era muy divertido.
Cuando volvió a su planeta con la nave llena, sus padres se sorprendieron. Le
explicaron a Uranito que estos niños también tenían papás y debían estar con
ellos. También debían asistir al colegio. Podrían seguir siendo amigos sin necesi-
dad de vivir todos juntos.
Uranito entendió. Se puso triste por tener que dejarlos a todos, pero prometió
volver a buscarlos. Se había dado cuenta de que los niños pueden verse distintos,
pero en todo el universo son igual de divertidos y simpáticos.
Desde entonces, Uranito no molesta a nadie. Al contrario, para visitar a sus
amigos, viaja a la Tierra siempre disfrazado de un niño diferente.