de donde viene la electricidad

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Respuesta dada por: Alexis2mdz
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como alguna vez lo escuchamos, hay un principio que dice que “nada se pierde, todo se transforma” (lo dijo A. Lavoisier), y es este el gran secreto, ya que la electricidad que consumimos es producto de la transformación energética en una fuente: una caída de agua o su movimiento, una reacción química, la fisión de un átomo, el movimiento del viento, la liberación de calor de un combustible al quemarse, etcétera.

Esta fuente de energía (llamada primaria) es la que le da el nombre al “tipo” de energía eléctrica que consumimos, según con cuál de estas sea generada: energía solar, eólica, termoeléctrica, hidráulica, nuclear, y muchas más. La mayoría de ellas se transforma en electricidad a través de un proceso, a veces complejo y otras no tanto, y casi siempre se hace en centrales generadoras (“usinas”, como les decimos en Córdoba, término derivado del francés utilizado en instalaciones industriales de gran producción), que no son más que las “fábricas de electricidad” desde donde se distribuye, a través de una compleja red, hasta llegar a nuestros hogares e industrias.

No siempre fue igual

Si bien la electricidad la utilizamos para casi todas las actividades diarias (hasta para el transporte en ciertos casos, como en los trolebuses), al principio no fue así. El principal (y casi único) uso de la electricidad en sus comienzos era para iluminación. Y mucho más a fines del siglo 20, después de que Tomas Edison inventó la lámpara incandescente, vigente hasta nuestros días y casi sin cambios. Luego, al ver sus ventajas, su uso se fue expandiendo a máquinas que fueron reemplazando la fuerza de animales y personas (de ahí nace el término “Luz y Fuerza”, tan ligado a esta industria).

En Córdoba

La Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec) posee muchas centrales termoeléctricas (la mayor, Bicentenario) e hidráulicas (la mayor, Río Grande). Ver en

Respuesta dada por: fernando1234566789
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como alguna vez lo escuchamos, hay un principio que dice que “nada se pierde, todo se transforma” (lo dijo A. Lavoisier), y es este el gran secreto, ya que la electricidad que consumimos es producto de la transformación energética en una fuente: una caída de agua o su movimiento, una reacción química, la fisión de un átomo, el movimiento del viento, la liberación de calor de un combustible al quemarse, etcétera.

Esta fuente de energía (llamada primaria) es la que le da el nombre al “tipo” de energía eléctrica que consumimos, según con cuál de estas sea generada: energía solar, eólica, termoeléctrica, hidráulica, nuclear, y muchas más. La mayoría de ellas se transforma en electricidad a través de un proceso, a veces complejo y otras no tanto, y casi siempre se hace en centrales generadoras (“usinas”, como les decimos en Córdoba, término derivado del francés utilizado en instalaciones industriales de gran producción), que no son más que las “fábricas de electricidad” desde donde se distribuye, a través de una compleja red, hasta llegar a nuestros hogares e industrias.

No siempre fue igual

Si bien la electricidad la utilizamos para casi todas las actividades diarias (hasta para el transporte en ciertos casos, como en los trolebuses), al principio no fue así. El principal (y casi único) uso de la electricidad en sus comienzos era para iluminación. Y mucho más a fines del siglo 20, después de que Tomas Edison inventó la lámpara incandescente, vigente hasta nuestros días y casi sin cambios. Luego, al ver sus ventajas, su uso se fue expandiendo a máquinas que fueron reemplazando la fuerza de animales y personas (de ahí nace el término “Luz y Fuerza”, tan ligado a esta industria).

En Córdoba

La Empresa Provincial de Energía de Córdoba (Epec) posee muchas centrales termoeléctricas (la mayor, Bicentenario) e hidráulicas (la mayor, Río Grande). Ver en

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