Respuestas
Respuesta:
Conforme se acerca a Ciudad Real, a un paso de Madrid con el AVE, el viajero piensa que no es posible que una ciudad fundada por el mismísimo Alfonso X el Sabio, para controlar el poder de la Orden de Calatrava, haya quedado del todo sepultada en el olvido, empequeñecida por el paraíso natural de las Tablas de Daimiel, por el de las Lagunas de Ruidera y el de Cabañeros, por la magia de la plaza y el corral de comedias de la villa de Almagro y por la poderosa leyenda del Quijote, presente en los molinos de Campo de Criptana, en las ventas de Puerto Lápice o las casas de labor de El Toboso de Dulcinea. Todos deliciosos parajes para cualquier visitante sensible, que parecen, sin embargo, adueñarse de todo el interés de una provincia y una capital en las que el viajero, que por de pronto desayuna las típicas flores en sartén (orfebrería de repostero árabe) y una torrija, descubrirá sin dificultad delicias menos célebres, pero no menos jugosas.
Explicación:
Espero te ayude