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La pandemia por coronavirus provocaría que los meses de confinamiento, la situación crítica que se ha vivido en los hospitales, los duelos sin despedidas y la crisis económica den paso a otra crisis sanitaria, la salud mental.
Por ello, la pandemia por coronavirus ha puesto de manifiesto la necesidad de aumentar urgentemente la inversión en servicios de salud mental si el mundo no se quiere arriesgar a que se produzca un aumento drástico de las enfermedades psíquicas.
Aunque una de las recomendaciones más importantes de las autoridades de salud de todos los países fue el aislamiento social para evitar la propagación del coronavirus, esta acción puede tener un impacto emocional, de acuerdo con una alerta de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“El aislamiento significa la pérdida de la rutina habitual. Ya sean actividades del hogar, el trabajo y la escuela, así como actividades físicas y de esparcimiento, con esto hay pérdida o reducción de la interacción social con familia y amigos y, sin duda, la limitación del contacto físico con las demás personas que nos rodean.
“Ante estas limitaciones en una primera etapa pueden presentarse reacciones como estrés, ansiedad, también la preocupación y el temor a enfermarse pueden traer consigo sentimientos de tristeza o algunos problemas para dormir, y estas reacciones son totalmente normales ante situaciones inusuales como la pandemia”, explica a Newsweek México Adrián Cantú, gestor de actividad de salud mental de Médicos Sin Fronteras.
El impacto emocional puede agravarse, comenta el experto, y esto sucede cuando estas emociones, que al inicio son una respuesta normal y esperada, continúan a lo largo de los días y persisten, provocando dificultad para el desarrollo de las actividades diarias.
Este impacto, además, puede llevar a síntomas más graves como depresión o sentimientos de desesperanza, tristeza, cambios en el apetito, insomnio o dormir demasiado, ansiedad, estrés agudo o incluso síntomas de estrés postraumático, ira, fastidio y agotamiento emocional intenso.
“Todo esto se va a ver reflejado gravemente en las reacciones y en las conductas que pueden poner en riesgo la integridad personal, familiar y social”, señala Cantú.
FALTA DE CONEXIÓN SOCIAL
De acuerdo con un estudio publicado en Perspectives on Psychological Science, la soledad y el aislamiento social son dos veces más perjudiciales para la salud física y mental que la obesidad.
“La falta de conexión social aumenta los riesgos para la salud tanto como fumar 15 cigarrillos diarios o tener un trastorno por consumo de alcohol”, explica la doctora en psicología y neurociencia de la Universidad Brighman Young, Julianne Holt-Lunstad, quien investiga las consecuencias psicológicas del aislamiento social como medida para evitar los contagios por coronavirus.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, considera por su parte que “los efectos de la pandemia en la salud mental están siendo sumamente preocupantes: el aislamiento social, el miedo al contagio y el fallecimiento de familiares se ven agravados por la angustia que causa la pérdida de ingresos y de empleos”.
El coronavirus es un estresante psicológico significativo, además, tiene un gran impacto en todas las facetas de la vida y organización de las personas en prácticamente todos los sectores sociales y económicos del mundo.
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