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Los resultados ponen de manifiesto la presencia en el agua de los ríos de niveles muy superiores a los habituales de cloruro, cromo, bario, plomo y cromo hexavalente, algunos de ellos compuestos muy contaminantes para el medio ambiente y peligrosos para la salud. La fuente de contaminación no son sólo los vertidos accidentales de petróleo sino, en mayor medida, el vertido habitual de las aguas de formación, extraídas de los yacimientos conjuntamente con el petróleo (ricas en metales pesados, hidrocarburos y sales). “Hasta ahora no se había valorado el impacto contaminante de las aguas de formación”, comenta Raúl Yusta, coautor del estudio.
Por cada barril de petróleo producido, las empresas extraen hasta 98 barriles de agua de formación que han sido vertidas directamente al suelo y a los ríos de la selva tropical de la amazonía norte peruana desde 1972 hasta 2009. Estas aguas de formación contienen niveles de cloruro 13.379 veces superiores a las aguas de los ríos amazónicos, mientras que los índices de cromo están multiplicados por 67, los de cadmio por 40, los de plomo por 31 y los de bario por 22.