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Respuesta:
Juan con suerte decide cambiar su caballo
Pero Juan pensó que iba demasiado lento, así que hizo lo que le dijo el hombre. Pero como no estaba acostumbrado, en cuanto el caballo comenzó a galopar, el joven salió disparado por los aires, pegándose un buen golpe contra el suelo. Menos mal que un ganadero que pasaba por allí con una vaca pudo agarrar las riendas del caballo.
– ¿Estás bien, muchacho?- le preguntó mientras le devolvía el caballo.
– Ay, menudo golpe… esto de cabalgar no es tan fácil como pensaba. Mucho más tranquila es la vaca que llevas y además te da leche, queso y mantequilla…
– ¿Te gusta la vaca? Si quieres, te la puedo cambiar por el caballo.
– ¿De verdad? ¡Me parece una buena idea!
Y Juan se quedó con la vaca, pensando la inmensa suerte que tenía, ya que ahora tendría alimento y podría beber de la leche cuando tuviera sed. Poco más tarde, Juan paró a comer lo que quedaba de sus provisiones y le entró sed.
– Bueno, menos mal que tengo mi vaca- se dijo.
Pero cuando se puso a ordeñar a la vaca, no pudo sacar ni una gota de leche. La vaca se enfadó y le dio tal coz que el joven acabó tendido al borde de un camino por donde casualmente pasaba otro ganadero con un cerdo.