Respuestas
Respuesta:Tenochtitlan, la ciudad sagrada del pueblo mexica, centro de miles de sacrificios rituales, donde la muerte era solo el principio. Cuando los sacerdotes arrancaban el corazón a sus víctimas apenas iniciaban un viaje hacia el mundo espiritual, camino que continuaba decapitando a la ofrenda humana y descuartizándola con unas cuchillas de obsidiana hasta dejar limpios los huesos del cráneo y la cara. Y así, una y mil veces.
Ese proceso no era improvisado. La idea era abrir dos agujeros en la calavera para deslizarla sobre un grueso poste de madera que contenía otros cráneos preparados de la misma manera. Todos ellos estaban destinados al tzompantli de Tenochtitlan, un enorme estante de cráneos construido frente al Templo Mayor, una pirámide con dos templos en la parte superior dedicados al dios de la guerra, Huitzilopochtli, y al dios de la lluvia, Tlaloc.
Explicación:
De hecho, las referencias a los sacrificios humanos a otros dioses responden más al deseo de subrayar la perversión de quienes los adoran