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El vertiginoso desarrollo de las sociedades complejas, marcadas por la era de la información, la biotecnología, la revolución biomolecular, la revolución cuántica, la emergencia de sociedad – mundo, entre otros fenómenos de carácter científico, social, cultural, económicos y políticos; sin duda alguna, establecen nuevos marcos interpretativos para la ciencia y representan un verdadero reto para la comunidad científica, en virtud de la emergencia de nuevos patrones en la investigación actual. Partimos del firme propósito de registrar y sistematizar las diferentes vertientes intelectuales, que confluyen en una arquitectura epistémica emergente, que le da espesor a una nueva racionalidad científica sedimentada en la articulación dialéctica entre diferentes corrientes: Posmodernidad - complejidad - transcomplejidad y ciencias de redes, implicando un nuevo modo de pensar y de producir la ciencia. Dicho análisis fue abordado desde una postura hermenéutica, es decir, siguiendo a Heidegger (1974), quien sostiene, que el ser humano es un ser interpretativo, por lo tanto la interpretación no será un mero instrumento para adquirir conocimientos, es el modo natural de ser de los seres humanos; por lo tanto, sistematizar y registrar los discursos más relevantes en la praxis científica, representa un gran esfuerzo dada la cantidad de producción intelectual al respecto. Es urgente para la comunidad académica, reflexionar científicamente sobre la necesidad de re-visar y re-pensar la ciencia, con el objeto de re-adecuarla a las exigencias que demanda la realidad compleja de nuestros contextos; a partir de un nuevo mapa cognitivo, fundamentado en la integración de teorías transdisciplinarias, que permitan la construcción y deconstrucción de una nueva ciencia. El cuestionamiento generalizado en la comunidad científica sobre: el modo de vida, la cultura, la ciencia, la filosofía, el arte y la historia, tal como señala Martínez (1999) trae consigo una “crisis de los fundamentos del pensamiento”, o crisis de la racionalidad moderna. El contexto histórico-social y científico, en el que se ubica el debate de los diferentes autores, está marcado por las turbulencias y cambios importantes en los marcos cognitivos tradicionales, en otras palabras la emergencia de una nueva episteme, que va desde un debate posmoderno hasta un debate sobre transcomplejidad, se evidencia un proceso de hibridación y articulación discursiva interdisciplinaria. La crisis de la racionalidad moderna, caracterizada por la caída de los grandes relatos o metarrelatos (Lanz, 1991; Lyotard, 1992) han posibilitado la emergencia de nuevas y diversas formas de acceder a la realidad social compleja y por ende al conocimiento, el trastocamiento de las bases epistémica, vuelca la mirada de la comunidad científica a la búsqueda de nuevos fundamentos, que se entrelazan con los avances de la ciencia de la complejidad, discurso que atraviesa toda la academia actual. Para generar cambios importantes en las formas tradicionales de producción del conocimiento, es necesario, el cambio en las estructuras mentales de la comunidad científica, se requiere de una reforma de la mente, tal como lo destaca Morin (1994). Se trata de desafiar el modo racional que está anclado en nuestros pensamientos, fundamentado en un modelo disciplinar, lo que implica una transformación paradigmática del conocimiento, frente a una mentalidad reinante, disociativa y aislante, que obstaculiza entender desde una perspectiva compleja la realidad. El giro epistémico hacia la complejidad ha contribuido al surgimiento de las ciencias de fronteras, frente a la lógica disciplinaria, referencia para la organización del conocimiento, durante mucho tiempo, en contraste la nueva ciencia que emerge de los principios de la complejidad, se autoorganiza en función de grandes problemas que afectan a la humanidad, representan investigaciones transdisciplinarias de gran alcance. La ciencia de punta y los desarrollos científicos de vanguardia, centrados en los estudios de complejidad, se han aplicado en diferentes campos, la medicina, en la política pública, economía, arquitectura, desarrollo de las ciudades, los estudios transdisciplinarios sobre el cerebro, entre muchos otros tópicos de actualidad. Es importante destacar, que el desarrollo de las ciencias complejas es aún muy lento, frente al desarrollo de la ciencia normal, en términos de políticas institucionales y financieras, hay un campo científico que sigue haciendo ciencia de manera tradicional, se encuentra literalmente a la defensiva en numerosos campos, temas y problemas, a sólida formación intelectual.
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