• Asignatura: Arte
  • Autor: luisangelcruz0309
  • hace 4 años

La vida de los pueblos
Español
indígenas está ligada a la
tierra, a la lluvia y al viento,
por
ello realizamos
peticiones, ofrendas,
danzas, poesías y cantos,
convirtiendo
estas
prácticas culturales en
formas propias de ver y
entender el mundo a través
de una relación armónica y
equilibrada con nuestro
entorno,
porque
entendemos que la tierra
no le pertenece al hombre,
sino que el hombre le
pertenece a la Tierra.
Como actividad realiza una
investigación y escribe un
relato que trate de algún
tipo de ritual agrícola
propio
de
alguna
comunidad.​

Respuestas

Respuesta dada por: Arihola
1

Respuesta:

Los ensayos aquí reunidos, particularmente los que se refieren a los nahuas de Chicontepec y a los lacandones, ejemplifican las limitaciones y los aciertos de una etnología que, aparentemente con elementos científicos, se guía con esquemas prejuiciosos de la cultura occidental. En esta inercia asoma, como distintas modalidades de un mismo prejuicio, la desatención al discurso en lenguas indígenas, el interés por los ritos y no por el rezo que los acompaña o que los sustenta, la vaguedad de términos como mitología, mítico, épocas míticas y, sobre todo, el sentimiento de superioridad sobre los colaboradores y oficiantes indígenas que sólo quedan convertidos en informantes. Los aciertos, por otra parte, en los ensayos de Rubén Morante y de Johannes Neurath, son notables en la medida que se asientan en referentes concretos arqueológicos, rituales o de diseños en papel o en tela. Cuando su análisis tiene un sustento concreto, identificable como documento gráfico, ritual o verbal, aseguran su sentido interpretativo y su contribución al tema que los autores de estos ensayos llaman ambiciosamente "la cosmovisión" de los pueblos indígenas.

No quiero objetar la ambición de estos ensayistas ante su tema. Sólo aclaro que los ensayos son acercamientos a referentes concretos de algunos pueblos indígenas concretos. Se proponen inferir datos de una "cosmovisión" indígena sin aclarar fuentes, vehículos de transmisión o límites posibles de la información que portan esos referentes. No sabemos de fechas y ubicación de comunidades; sabemos de ritos y ceremonias, pero no de oficiantes ni de diseñadores. Por tanto, ignoramos si buscan inferir una cosmovisión de "hoy", de un pasado inmediato o de una tradición milenaria prehispánica. El primer ajuste necesario es éste: los ensayos de estos autores no son acercamientos a la cosmovisión indígena tal cual. No hay acercamiento directo a la cosmovisión de ninguna cultura, sino acercamientos a ciertos referentes documentales, arqueológicos o rituales. En la medida que el investigador aclare y sopese los referentes concretos de su análisis, aclararía los límites de sus datos e inferencias, y sobre todo, acotaría variables del campo semántico que se propone designar como la "cosmovisión" de ciertos pueblos.

No suele reconocerse la brecha que se abre entre las comunidades indígenas y los etnólogos a partir del fetiche de la ciencia. Esta actitud marca una distancia entre el investigador científico y la realidad humana que se propone observar: raras veces se plantea la interrogante de cómo observa, desde qué conjunto de referentes culturales investiga, y mucho menos, cómo afectan a sus observaciones el caudal de prejuicios que lo obsesiona o lo guía inadvertidamente.

Una de las señales más arrogantes de este sentimiento de superioridad racial o cultural del investigador se revela en el concepto de informante. Todo lo que los investigadores han "descubierto para la ciencia" ha sido gracias al conocimiento que con ellos compartieron uno, pocos o muchos integrantes de las comunidades indígenas. De ellos aprenden costumbres y tradiciones; de ellos se valen como intérpretes en lenguas indígenas; ellos son sus guías en los territorios recorridos; por ellos entran en contacto con familias, vecinos, lugareños, curanderos, artesanos, cargadores. Sin ellos ninguna investigación sería posible. Pero en vez de reconocerlos como amigos, como guías, como colaboradores, como instructores, los consideran informantes, ayudantes menores de una ciencia que sólo los occidentales dominan y gracias a la cual el conocimiento que ellos y sus propias comunidades poseen deja de pertenecerles y pasa a un nuevo dueño. Por el método de la ciencia occidental, el pensamiento que comparten los indígenas se convierte en información útil para el "blanco", que se tranforma en el verdadero conocedor. ¿No es un acto de alta magia?

Explicación:

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