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Respuesta: Hoy llamamos «arte sonoro» a una práctica artística que es (o ha llegado a ser) ontológicamente independiente de la música. El arte sonoro participa o se sirve del sonido y de lo sonoro, esa es una de las características que está implícita en su título, pero no se basa en los principios compositivos que caracterizan a la música en su larga tradición, sino que, atendiendo a la otra palabra que conforma su título, se sitúa en la constelación del arte o, para ser más precisos, en el ámbito de las artes plásticas. Este acercamiento a una definición, por negación, de lo que se entiende por arte sonoro reclama un cierto rastreo filológico e historiográfico.
La primera división de las artes en Occidente se produjo en la antigua Grecia, donde Euterpe aparece como la musa protectora de la música, a la que se representa tocando la flauta. Desde entonces y hasta hoy, la música occidental ha depurado un lenguaje particular y un corpus teórico específico, claramente diferenciados de los del resto de las artes. La definición, división y diferenciación del carácter de cada una de las artes es algo que ha sobrepasado el ámbito de las meras competencias profesionales para convertirse en tema de atención filosófica. No vamos a realizar aquí ese recorrido que corresponde a la historia de la estética, sino a señalar muy someramente algunos momentos: cuando en plena Ilustración Gotthold Ephraim Lessing, en su Laocoonte (1766), se enfrentó a la diferenciación y clasificación de las «bellas artes», argumentando que pintura y escultura son artes del instante y que el discurso narrativo es propiedad exclusiva de la poesía y la música1. Con criterio analítico, Lessing separó y diferenció las artes atendiendo al medio físico en el que se desarrollan, asignando el dominio del espacio para la pintura y la escultura, y el del tiempo para la poesía y la música. Recordemos que para Immanuel Kant las nociones de espacio y tiempo no son datos perceptibles por los sentidos, sino que son las «formas a priori» de la intuición sensible. Espacio y tiempo son intuiciones puras que constituyen la base de los conocimientos sintéticos a priori, sin ellas no sería posible conocer, por eso pertenecen exclusivamente al ámbito del pensamiento.
G. W. F. Hegel, en sus Lecciones sobre la estética, establece unas categorías que denomina «El sistema de las artes singulares», definiendo las cualidades de las artes por este orden: arquitectura, escultura, pintura, música y poesía. Las primeras son más materiales, mientras que las últimas son más espirituales, coincidiendo la materialidad con la idea de espacio y la espiritualidad con la de tiempo. La música se ha definido como una de las artes particulares, es el arte de combinar los sonidos en una secuencia temporal atendiendo a las leyes de la armonía, la melodía y el ritmo. La actividad de combinar sonidos siguiendo esas leyes se conoce como «composición».
Llamamos música también a otro arte, al de producir esos sonidos armónicos, melódicos y rítmicos con instrumentos musicales. La actividad de producir ese tipo de sonidos se denomina «interpretación».
Tal vez, la característica más acusada y diferenciadora de la música, con respecto a las otras artes, radica en el hecho de que se expresa fenoménicamente por medio de sonidos y que estos se perciben a través del órgano del oído. En Occidente, la producción de música ha depurado un particular tipo de sonidos que han sido claramente diferenciados del resto, no solo de los generados por la naturaleza, sino de los producidos por los hombres. Buscando la cualidad armónica, se han construido instrumentos muy específicos y sofisticados que permiten producir esos sonidos que, de manera inmediata, son percibidos como musicales y se separan del resto, que son reconocidos como meros ruidos, con independencia de que los ruidos sean considerados agradables (las olas del mar, los trinos de los pájaros) o desagradables (una explosión, una taladradora).
Explicación: Me tarde en escribir una hora de mi libro