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Un conocido chiste metaliterario dice que si uno quiere aparentar ser culto, hay que afirmar con seguridad y vehemencia haber leído las obras completas de Juan Rulfo. Porque difícilmente alguien iletrado podrá imaginar que el total de la producción literaria de este afamado autor jalisciense se limita solo a dos libros, Pedro Páramo y El llano en llamas. Dos obras breves que aunque mundialmente traducidas, exitosamente comercializadas, analizadas y sobre-analizadas, y leídas y releídas, siguen teniendo algo que decir. Generando consecuencias incesantemente, como un infinito efecto dominó, parecería que los breves textos rulfianos no solo a lo largo de los años han multiplicado la extensión de sus páginas, sino que se encuentran más vivos que nunca.
¿Usté cree que eso es legal y justo?:
Explicación: