AYUDAA
es para hoy
de qué manera influyó el confinamiento obligatorio en el cambio
ambiental (positiva o negativamente).
Respuestas
Respuesta:
Apenas lo notamos porque estamos confinados en nuestras casas, pero el aire está más limpio.
La European Public Health Alliance (EPHA) lo muestra claramente en sus imágenes por satélite y desde nuestras ventanas podemos verlo también: cielos claros, horizontes definidos, ¡menos dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión!.
La drástica reducción de la contaminación ambiental es una de las consecuencias (en este caso positiva) de la crisis provocada por el COVID-19. Desde Wuhan a Lima, pasando por Delhi, Milán o Madrid, no dejamos de ver esperanzadoras fotografías en medios y redes sociales donde se aprecia el ‘antes y el después’. Ciudades que ahora, en muchos casos, están confinadas y experimentando una especie de ‘reciclaje del aire’.
Según el informe Efectos de la crisis de la COVID-19 en la calidad del aire urbano en España de Ecologistas en Acción, en nuestras grandes ciudades se ha llegado a reducir el tráfico hasta en un 75%, a lo que se suma el descenso en el uso del transporte público en la aviación y los transportes por carretera. Todo ello tendrá, se espera, un impacto directo en la calidad del aire que respiramos y por tanto en nuestra salud.
Según la OMS, nueve de cada diez personas del mundo respira (o respiraba hasta hace unos días) un aire insalubre, y en nuestro país, antes del coronavirus, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ya cifraba en unas 10.000 las muertes anuales causadas por enfermedades derivadas de la contaminación (asma, EPOC, crisis pulmonares o coronarias...).
Se ha detectado también que los pacientes de COVID-19 de ciudades con más contaminación (o en su defecto los que han experimentado una exposición prolongada a la contaminación a lo largo de su vida) lo pasan peor -no es que tengan más posibilidades de coger el virus, pero sí afecta a la gravedad de sus efectos-, ya que sus pulmones han sufrido deterioro y son más sensibles a patologías respiratorias. ¿Es casualidad que el norte de Italia o Madrid, donde más seria ha sido la pandemia, sean precisamente las regiones donde la contaminación es mayor?
Si bien este descenso en la polución urbana no es un consuelo para los que ya han padecido la enfermedad, es una buena noticia para los que aún no lo han hecho y para la sociedad en general. Desde la Universidad de Harvard, los científicos avisan (y animan): es probable que el COVID-19 sea parte de nuestras vidas durante bastante tiempo aún, por eso debemos tomar medidas adicionales para protegernos de la exposición a la contaminación, porque haciéndolo lograremos reducir el número de muertos.
Un aire más limpio, en fin, beneficia a todos, ahora y en el futuro. Y todos somos responsables de ello. En AUARA hemos apostado desde el inicio por un embotellado, transporte y distribución respetuosos con el medio ambiente (la forma de nuestras botellas, cuadrada, responde a una mayor eficiencia en el almacenaje y en el transporte, evitando ‘huecos vacíos’ y reduciendo así nuestra huella de carbono en lo posible).
Es solo un pequeño ejemplo, pero todos podemos contribuir utilizando el transporte público en lugar del privado, controlando nuestras emisiones individuales, demandando una industria más verde en general. La contaminación no es compatible con una vida saludable, ¡pero se puede controlar, y acabamos de demostrarlo!
Explicación:
coronita plisss