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Manten una comunicación abierta, amable y sincera con cada miembro de tu familia.
Acepta a cada miembro de tu familia tal como es, respetando sus opiniones y estimando sus habilidades. No trates de que sea una copia de ti mismo.
Da libertad a tus hijos de discutir cualquier asunto contigo, prémiales con tu atención si te piden consejo y si solicitan tu ayuda para resolver su problemas.
Pasa el tiempo suficiente con todos los miembros de tu familia cada semana. En el tiempo que pasas con tu familia es preferible la calidad que la cantidad.
Reserva tiempo en tu agenda para dedicarlo a tus hijos y a tu pareja. No permitas que nada te robe ese tiempo, dado que el tiempo es una forma de riqueza que pasa y no vuelve. El dinero puedes recuperarlo, el tiempo con tu familia no.
Dedica tiempo con frecuencia para actividades de ocio y satisfacción en grupo con tu familia. Mete estos espacios en la agenda y protégelos mejor que proteges tu tiempo de trabajo. ¿No es un tiempo mucho más valioso?
Enseña a tus hijos a trabajar para el beneficio del resto de la familia y a que disfruten de ser un miembro útil de la misma. Enséñales a mejorar la vida familiar para que de adultos lo hagan también en sus familias.
No hagas nada que no te gustaría que tus hijos aprendieran, trata de ser un buen ejemplo personal para ellos.
La oportunidad de enseñar a tus hijos valores y actitudes positivas es un privililegio, valóralo como tal.
La educación financiera puede cambiar la vida de tus hijos, enséñales a administrar el dinero y a usarlo adecuadamente. Fórmate acerca de la libertad financiera, para poder enseñarles.
Asume la gran importancia que tiene tu familia en tu vida y expresa afecto a todos los miembros de tu familia.
Acepta y respeta las diferencias de cada miembro de la familia y esfuérzate en comprender las necesidades particulares de cada uno.
Afronta las discusiones familiares de forma constructiva, y haz que aporten valor y sirvan de aprendizaje para mejorar.
Adquiere la capacidad de cambiar tu rol profesional por el familiar cada día cuando finalizas tu jornada de trabajo.
Comparte metas comunes con tu pareja, invierte tiempo y esfuerzo en mejorar las relaciones de pareja cada día.
Adquiere la capacidad de renunciar a tus propios planes para adecuarlos a lo que los demás desean o necesitan. Mejorar la vida familiar dependerá del tiempo que le dediques.
Planifica de forma responsable a largo plazo el bienestar económico de tu familia y el tuyo propio.
Haz que tu vida familiar y en el hogar se encuentre en equilibrio con las otras áreas de tu vida.
Aprende, practica y desarrolla habilidades para transmitir y recibir afecto.
Consigue que tus hijos esperen con interés tu vuelta a casa al finalizar tu jornada laboral. Te hará feliz. Si no lo consigues ahora, no lo tendrás nunca, porque son días que no volverán.
Acepta a cada miembro de tu familia tal como es, respetando sus opiniones y estimando sus habilidades. No trates de que sea una copia de ti mismo.
Da libertad a tus hijos de discutir cualquier asunto contigo, prémiales con tu atención si te piden consejo y si solicitan tu ayuda para resolver su problemas.
Pasa el tiempo suficiente con todos los miembros de tu familia cada semana. En el tiempo que pasas con tu familia es preferible la calidad que la cantidad.
Reserva tiempo en tu agenda para dedicarlo a tus hijos y a tu pareja. No permitas que nada te robe ese tiempo, dado que el tiempo es una forma de riqueza que pasa y no vuelve. El dinero puedes recuperarlo, el tiempo con tu familia no.
Dedica tiempo con frecuencia para actividades de ocio y satisfacción en grupo con tu familia. Mete estos espacios en la agenda y protégelos mejor que proteges tu tiempo de trabajo. ¿No es un tiempo mucho más valioso?
Enseña a tus hijos a trabajar para el beneficio del resto de la familia y a que disfruten de ser un miembro útil de la misma. Enséñales a mejorar la vida familiar para que de adultos lo hagan también en sus familias.
No hagas nada que no te gustaría que tus hijos aprendieran, trata de ser un buen ejemplo personal para ellos.
La oportunidad de enseñar a tus hijos valores y actitudes positivas es un privililegio, valóralo como tal.
La educación financiera puede cambiar la vida de tus hijos, enséñales a administrar el dinero y a usarlo adecuadamente. Fórmate acerca de la libertad financiera, para poder enseñarles.
Asume la gran importancia que tiene tu familia en tu vida y expresa afecto a todos los miembros de tu familia.
Acepta y respeta las diferencias de cada miembro de la familia y esfuérzate en comprender las necesidades particulares de cada uno.
Afronta las discusiones familiares de forma constructiva, y haz que aporten valor y sirvan de aprendizaje para mejorar.
Adquiere la capacidad de cambiar tu rol profesional por el familiar cada día cuando finalizas tu jornada de trabajo.
Comparte metas comunes con tu pareja, invierte tiempo y esfuerzo en mejorar las relaciones de pareja cada día.
Adquiere la capacidad de renunciar a tus propios planes para adecuarlos a lo que los demás desean o necesitan. Mejorar la vida familiar dependerá del tiempo que le dediques.
Planifica de forma responsable a largo plazo el bienestar económico de tu familia y el tuyo propio.
Haz que tu vida familiar y en el hogar se encuentre en equilibrio con las otras áreas de tu vida.
Aprende, practica y desarrolla habilidades para transmitir y recibir afecto.
Consigue que tus hijos esperen con interés tu vuelta a casa al finalizar tu jornada laboral. Te hará feliz. Si no lo consigues ahora, no lo tendrás nunca, porque son días que no volverán.
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