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Una exploración de las relaciones entre desarrollo y migración internacional en la región conformada por los países de América del Norte y Centroamérica, que persigue promover una reflexión que contribuya al examen de opciones de política para el futuro próximo. Teniendo presente la variabilidad histórica de las relaciones entre ambos procesos —expresada en la heterogeneidad de condiciones económicas, sociales, políticas y culturales existentes en los diferentes países— se examinan las influencias recíprocas entre los procesos de desarrollo y la migración internacional, poniendo atención a la evolución demográfica, la dinámica de la economía, la situación sociopolítica, las condiciones ambientales, las reformas de orden institucional y las relaciones entre las sociedades de la región. Se destacan los principales rasgos del desarrollo de los países centroamericanos y México, una subregión que en los últimos 35 años experimentó profundos cambios, que se vieron acompañados por fluctuaciones en las tendencias de la migración internacional. También se describen los principales aspectos del actual escenario de desarrollo en la región en su conjunto, proclive a la transición hacia un nuevo período de crecimiento económico que podría seguir dando lugar a la migración. Posteriormente se examinan los principales rasgos de la migración en las últimas tres décadas, describiendo los patrones migratorios, las tendencias de la migración y los perfiles socio-demográficos de los inmigrantes intrarregionales en los Estados Unidos, principal país de recepción y se procede a un análisis detallado de los distintos factores del desarrollo que inciden en la migración: la dinámica demográfica, la oferta de trabajo, demanda laboral, factores de orden político, social y condiciones ambientales. Por último, se procede a analizar algunas consecuencias de la migración sobre el desarrollo de las zonas de origen y destino de los migrantes. En procura de un punto de vista realista, se propone que los gobiernos de la región se preparen para un período de ordenamiento y adecuación de los flujos migratorios futuros a las necesidades del desarrollo nacional y regional. Esta tarea puede beneficiarse de la creciente voluntad política en favor del establecimiento de acuerdos bilaterales y multilaterales, de la común aspiración en pro de una mayor equidad social y de la consolidación de los regionalismos abiertos. El actual escenario de mayor estabilidad sociopolítica y económica permite que la migración sea considerada como un tema de prioritaria importancia y que puede ser objeto de políticas coordinadas. A la luz de los cambios producidos en las diversas dimensiones del desarrollo en los países de la región, los intentos por restar movilidad a la población parecen no tener asidero y, por el contrario, pueden tener costos económicos, sociales y políticos muy elevados.
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