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Decimos que tu objetivo es a corto plazo cuando es menor o igual a un año, por ejemplo si ahorras para las vacaciones o por si de repente se estropea el móvil y hay que reponerlo, o para los gastos del curso escolar. Para ello utilizaremos productos con total liquidez y mínimo riesgo, aunque la rentabilidad que nos proporcionen sea también mínima o nula. En este caso utilizaremos cuentas a la vista (corriente o ahorro).
Se habla de mediano plazo cuando tu objetivo es de entre uno y cinco años; es decir, que no planeas usar ese dinero hasta entonces. A diferencia del corto plazo, aquí sí es importante que no toques los fondos hasta que concluya el periodo de tiempo definido. Este ahorro es fundamental y sirve para emprender un negocio o estudiar un máster o cosas así. En este caso utilizaremos también productos sin riesgo, buscaremos algo de rentabilidad y podremos también sacrificar liquidez porque no lo vamos a usar en unos años. Para ello podemos elegir depósitos a plazo o fondos de inversión.
Si tu ahorro es para objetivos que piensas lograr en más de cinco años, estás hablando ya del largo plazo. Aquí suele considerarse el ahorro para comprar una casa, para tu familia o incluso para tu retiro. Para este plazo, una correcta diversificación de activos y una planeación detallada y constante son claves. En este caso la liquidez ya no es tan importante. Los productos ideales para esto son fondos de inversión, planes de ahorro, cartera de valores y planes de pensiones.
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Espero que te ayude con esto