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Respuesta:
1. Tome posesión de su historia
Usted es absolutamente la mejor persona del mundo para escribir su historia y la de su familia. Usted es el único ser humano nacido en esta tierra que tiene su perspectiva única y sus experiencias de vida. Usted conoce todos los detalles. Usted estuvo ahí. J.K. Rowling no podría contar sus historias mejor que usted.
2. Cuente sus historias favoritas en voz alta
Una de las razones por las que las palabras de mi prima se me volvieron tan vivas es porque sus familiares son todos grandes narradores verbales. Se reúnen, recuerdan y repiten algunos de las mismas historias una y otra vez. Esta práctica agrega estructura a los recuerdos fragmentados, lo que facilita escribirlos luego.
3. Cree una cronología de los principales acontecimientos de la vida
En un cuaderno o documento de computadora, escriba cada año de su vida. Deje una o dos páginas entre cada año . Ahora comience a agregar todos los grandes puntos de inflexión que dividen su vida en capítulos: nacer, ir a la escuela, mudarse, cambiar de escuela, alcanzar señales de logro religiosas, aprender a conducir, graduarse, conseguir un trabajo, cambiar de empleo, casarse, tener hijos. También se incluirán en la lista los acontecimientos infelices tales como divorcios y defunciones. Apunte nombres, lugares, fechas. Si lo único que jamás completa en su historia personal es esta lista de los importantes acontecimientos de su vida, tal es mucho mejor que nada. Si se le inspira a seguir, tendrá un gran marco para escribir una historia personal completa.
4. Sea específico
Agregue tantos detalles relevantes como pueda al compartir una memoria. Si hace una declaración general, piense en la evidencia que incluiría si tuviera que probar que está diciendo la verdad Por ejemplo, mi prima Natalie escribió: “Recuerdo que mi abuelo siempre cuidaba muy bien las cosas”. Si se hubiera detenido allí, todavía habría sido una afirmación verdadera sobre mi abuelo, pero se volvió mucho más memorable cuando agregó este detalle: “Si usaba el comedor de hierba, lo limpiaba y lo volvía a poner en la caja”. Pues esto cuenta una historia sobre lo cuidadoso y meticuloso que era mi abuelo. No solo conservó la caja original por años y años, sino que también antes de guardarlo tomaba el tiempo de limpiar el equipo de césped sucio. Me encantó ese detalle; puedo imaginármelo hacer exactamente eso.
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