Respuestas
Luisa Cáceres de Arismendi nació en Caracas en 1799. Heroína de la Guerra de Independencia de Venezuela. Su padre, prestigioso pedagogo, José Domingo Cáceres, fue quien le enseñó a leer y escribir desde pequeña.
En marzo de 1814 las tropas del realista Francisco Rosete asaltaron la población de Ocumare donde vivía la familia Cáceres: el padre y el hermano de Luisa fueron asesinados. A finales de ese año, en Isla Margarita, se casó a los 15 años con el General Juan Bautista Arismendi, que luchaba junto a Simón Bolívar. En 1815 Arismendi huyó de las fuerzas españolas, Luisa embarazada, fue detenida y llevada a la prisión de la fortaleza de Santa Rosa. Allí sufrió maltratos y vejámenes a manos de las tropas españolas y dio a luz a una niña que murió en el parto.
Fue trasladada a otra prisión y luego a Cádiz donde llegó en 1817. Aquí Luisa se negó a firmar la lealtad al Rey de España. Ni la cárcel, ni la tortura doblegaron su férrea voluntad y sus ideales de libertad. Logró huir embarcándose para Filadelfia, y al fin en 1818 llegar a Isla Margarita.
Luisa vivió en Caracas y continuó luchando por la independencia de Venezuela. Es reconocida como heroína de la Guerra, símbolo de valentía ante la adversidad, fundadora de su patria. Luisa Cáceres de Arismendi falleció en 1866 a los 67 años, siendo sus restos sepultados en el Panteón Nacional.
Respuesta:
(Luisa Cáceres Díaz de Arismendi; Caracas, 1779 - 1866) Fue una heroína de la Guerra de Independencia de Venezuela. La emancipación definitiva de Venezuela no llegaría sino diez años después de su proclamación el 5 de julio de 1811; los años que siguieron a esta fecha pueden ser fácilmente catalogados como los de la barbarie por el encarnizamiento y crueldad con que los españoles intentaron a toda costa retener la colonia.
Particularmente, 1814 fue un año difícil para la naciente República; las fuerzas patrióticas al mando de Simón Bolívar emprendieron la retirada de Caracas tras la brutal irrupción de José Tomás Boves. Los acontecimientos de aquel año marcarían definitivamente la vida de la joven Luisa: en marzo de 1814 su padre, Domingo Cáceres, murió a manos de las tropas de Francisco Rosete en el asalto realista a la guarnición de Ocumare; su hermano Félix, que formó parte de una fracasada expedición que tenía como objetivo recuperar la guarnición, fue capturado y ejecutado diez días después.
Estos sucesos desencadenaron un gran éxodo de caraqueños, muchos de los cuales huyeron en la llamada Emigración a Oriente. La joven Luisa, acompañada de su familia, formaba parte de aquel contingente humano. La travesía tuvo como destino final la Isla Margarita; sin embargo, no todos corrieron la misma suerte: la cantidad de decesos fue considerable y los supervivientes menos afortunados tuvieron que permanecer en tierra firme.
La familia Cáceres, reducida a Luisa, su madre y un hermano menor por causa de la muerte de tres de sus tías durante el trayecto, logró en agosto de 1814 pasar a la isla, donde el general Juan Bautista Arismendi, destacado líder patriota, les brindaría protección y manutención. En medio de temores, refugios y amenazas, Luisa Cáceres y Juan Bautista Arismendi se casaron el 4 de diciembre de 1814.
Al año siguiente las tropas del general Pablo Morillo desembarcaron en la Isla Margarita, que quedó sometida de nuevo al dominio español. Juan Bautista Arismendi consiguió escapar, pero Luisa Cáceres fue detenida por las autoridades españolas con el propósito de presionar a su esposo Arismendi, quien desarrollaba una feroz campaña contra las fuerzas españolas.
El gobernador de Isla Margarita, el español Joaquín Urreiztieta, no consiguió nada ni de ella ni de su marido, por lo que Luisa permaneció en la prisión de la fortaleza de Santa Rosa (donde tuvo a una niña que murió en el parto) hasta que fue trasladada a la fortaleza de Pampatar, de allí a La Guaira y finalmente, tras los triunfos de Arismendi y José Antonio Páez en Apure, a España (1816), donde también fue víctima de presiones para que renegara de sus ideas republicanas.
Luisa Cáceres de Arismendi, sin embargo, nunca abandonó sus ideales independentistas. Una vez en libertad, regresó a Venezuela en 1818, siendo recibida con honores de heroína, y continuó apoyando las ideas de libertad y soberanía del pueblo americano. Vivió en Caracas hasta su muerte. En reconocimiento a su lucha por la independencia de Venezuela, sus restos fueron sepultados en el Panteón Nacional en 1876.