Respuestas
Respuesta:A través de la primera persona del singular se produce la presencia del emisor en el texto. Es por tanto un indicador de subjetividad y lo relacionamos con la función expresiva del lenguaje. Cuanto más presencia tenga la primera persona del singular en una columna o en un artículo de opinión, más subjetivo será el tono.
Primera persona del plural. En los textos académicos y científicos a menudo encontramos un plural de modestia, que es equivalente a una primera persona del singular.
Nuestra intención al preparar la revisión de este libro para su segunda edición ha sido mantener la que presidía la primera redacción. Sin embargo, nuestra conciencia de la insuficiente presentación de algunos temas, la crítica amistosa, y por ello mismo severa de algunos amigos y colegas, aquellas reseñas en donde con espíritu objetivo —que agradecemos—se hacían reparos y se señalaban errores y erratas, la consideración más detenida de algunos puntos y nuevas lecturas, nos han decidido a rechazar páginas enteras y a escribirlas de nuevo, cambiando, en la medida en que nuestros puntos de vista habían cambiado, su enfoque, y esto, a veces, de modo sustantivo, sin que nos detuviera el expresar ideas distintas a las sostenidas antes si estas nos parecían incorrectas o insuficientes.
Pero en las columnas de opinión, es más frecuente que el uso de la primera persona del plural sea un modo de aproximarse el emisor a los lectores, haciéndolos partícipes de sus reflexiones. Esta primera persona del plural se relacionaría tanto con la función expresiva, en tanto que se muestra el emisor, como con la apelativa.
Segunda persona del singular. Con la segunda persona del singular el emisor se dirige al lector. Se corresponde con la función apelativa. No olvidemos que un artículo periodístico o una columna buscas influir en la opinión del lector, y para ello nada mejor que dirigirse de manera directa a él. Por lo general se empleará el usted, que es más formal, pero si el autor escoge el tuteo se crea una proximidad mayor entre emisor y receptor. También es mayor la cercanía si se dirige al lector en singular que si lo hace en plural, como un colectivo. El emisor apela al receptor para que le acompañe en su razonamiento y adopte su punto de vista, como si estuviera dialogando con él (carácter dialógico).
La segunda persona del singular con carácter impersonal. Es habitual en la lengua coloquial, pero también en la literaria, el uso de la segunda persona del singular con carácter impersonal. Serían ejemplos de ello oraciones como: En Alemania ganas mucho pero trabajas mucho también; Con buen tiempo estás más eufórico y tienes ganas de vivir.
Con este tipo de construcciones hay que prestar atención, porque puede haber distintos matices:
El tú puede aludir a un referente indeterminado o generalizado. Ej.: Aquí si no te espabilas nadie te va a ayudar. Es aplicable a cualquiera.
El tú puede encubrir el yo del emisor. Hoy tengo uno de esos días en que no sabes qué hacer.
A menudo la segunda persona singular encubre al yo del emisor, pero también al tú del receptor, que ha vivido experiencias similares. El valor de este tú sería similar al de la primera persona del plural. Lo relacionamos con la función expresiva y la apelativa
Explicación: