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Un tropismo es un fenómeno biológico natural que indica el crecimiento o cambio direccional de un organismo, normalmente una planta, como respuesta a un estímulo medioambiental. Los tropismos difieren de las nastias en que estas no son respuestas direccionales, aqui tambien te dejo algunos ejemplos. Hidrotropismo positivo. Los ficus son célebres por migrar sus raíces hacia las fuentes de agua, levantando el pavimento de las calles y rompiendo tuberías en el proceso, por eso no se recomienda plantarlos en las cercanías de las casas.
Fototropismo positivo. Los girasoles son célebres por su capacidad de girar, literalmente, para encarar el sol. De esa manera se garantizan el acceso constante a la luz solar que necesitan. Según algunos entendidos, sin embargo, al no constituir una forma de crecimiento, no se trataría de fototropismo como tal.
Geotropismo positivo. No importa el modo en que sembremos una semilla, las raíces siempre irán conforme a la fuerza de gravedad, pues así la planta se asegura de que vayan al suelo y reciban los nutrientes necesarios para continuar su proceso de crecimiento.
Tigmotropismo positivo. Las enredaderas y plantas trepadoras reaccionan ante la presencia de objetos sólidos creciendo alrededor de los mismos y expandiéndose sobre su superficie. Esto hace que muchas literalmente puedan asfixiar a otras, arrebatándoles la luz y el CO2 que necesitan.
Aerotropismo positivo. La planta conocida como la “mala madre”, “araña” o “lazo de amor” (Chlorophytum comosum), una frecuente planta de interiores, busca los espacios aireados a su alrededor para crecer un apéndice en el extremo del cual habrá flores o un retoño nuevo, permitiendo así un mayor grado de exposición a las primeras y disminuyendo la competencia con los retoños al poner tierra de por medio.