Me disen 2 leyendas Extranjeras porfiiii
Respuestas
Respuesta:
Primera Leyenda: La Leyenda de Cantuña-Ecuador,Pichincha-Quito
Segunda Leyenda: La Leyenda de La Sirena de Varsovia Polonia
Explicación:
1) Se dice que en tiempos de la Colonia, un indio llamado Cantuña se comprometió a construir el atrio de la iglesia de San Francisco. Una noche, antes del plazo estipulado, Cantuña desesperado pactó con el diablo para que culminase la obra antes del amanecer. Como pago le daría su alma. Miles de diablillos trabajaron sin descanso, pero no alcanzaron a colocar la última piedra. Así se salvó el alma de Cantuña. En el extremo sur de la iglesia de San Francisco está la capilla de Cantuña. Durante el siglo XVIII fue conocida como capilla de la Vera Cruz. Únicamente los indígenas asistían a la misa allí.
2) Cuenta una leyenda que hace mucho, mucho tiempo, nadaban por las frías aguas del Atlántico Norte dos hermanas sirenas. Muy curiosas ellas, se alejaron del resto de la familia y se adentraron en el Báltico. Una quedó parada en unas rocas en los estrechos de Dinamarca, se enamoró de un pescador, y allí sigue, en la entrada del puerto de Copenhague.
La otra sirena, llamada Szawa, siguió nadando hacia el este, hasta encontar una desembocadura de un río y decidió remontar el cauce hasta llegar a un sitio de su agrado. El río era el Vístula y fue a pararse en una pequeña aldea de pescadores, en el interior de la actual Polonia.
Para divertirse, la sirena jugaba a molestar a los pescadores, espantando los peces y enredando los sedales. Los pescadores intentaban capturarla, pero cuando la tenían cerca, la sirena entonaba sus bellos cantos y ellos quedaban embobados, enamorados de esa bella dama con cola de pez.
Un mercader de la región escuchó la historia y tapándose los oídos para no resultar hipnotizado por los cantos de la sirena logró atraparla y la encerró en una jaula. Con ella recorría ferias y mercados ganando dinero pues la curiosidad hacía que la gente se acercase a su puesto y comprase su género.
Un día que Szawa lloraba en su jaula, un joven pescador llamado War escucho los lamentos y se acercó a ella. Sintió pena y con ayuda de unos amigos consiguió liberarla. En agradecimiento, la sirena decidió quedarse a vivir allí con ellos, prometiéndoles que les ayudaría siempre que la necesitasen.
Por eso, desde entonces, el lugar se llama War-szawa y la sirena porta una espada y un escudo para defender la ciudad.
Bonito, ¿eh?