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Desde los siglos de dominio de las culturas mesoamericanas (inicios aprox. 1400 a.C.) pasando por el Virreinato Español (1535 – 1821) y concluyendo con el México actual, la mezcla y evolución de culturas en nuestro país puede entreverse en el lenguaje, que es parte de la inmensa herencia cultural que tiene México y que ha transmitido al mundo. Su resonancia y relevancia a nuestro presente son el motivo principal de este artículo.
En México existen dos idiomas que han construido nuestra historia y nuestro presente: el español y el náhuatl. La huella del náhuatl en el español se identifica en topónimos, nombres de animales, plantas, vegetales y más. Durante el Virreinato los españoles adaptaron el náhuatl al alfabeto latino y lo pronunciaron como español. Algo que en su tiempo también sucedió con el latín en Europa. Los españoles en México tendieron a evitar los sonidos guturales y cambiaron lo duro del náhuatl quitando la “l” al final de las palabras y sustituyéndola por una vocal, normalmente la “e”. Otro cambio que se produjo con la adaptación del lenguaje al español fue el sonido “sh” que se adaptó arbitrariamente a las consonantes “s”, “j” o “x”.
Pensemos en algunas, como cóyotl, ahuácatl, tómatl, xīctomatl y xocolātl, las cuales se adaptaron como coyote, aguacate, tomate, jitomate y chocolate. Otras palabras que se han adaptado del náhuatl son ahuacamolli por guacamole, y Motecuhzoma, que Cortés entendía como “Montezuma” y hoy se escribe Moctezuma. Quizás las adaptaciones más famosas son guacamole, tomate y chocolate, las cuales derivan directamente de significados indígenas y son utilizadas en todo el mundo.
Otro ejemplo de esta adaptación es el nombre coloquial de nuestro país: México.
Este es un nombre que proviene directamente de la civilización que habitó Tenochtitlán, quienes se autodenominaban Tenocha o Mexica y a su tierra Tenochtitlan o Mexico. En náhuatl se pronunciaría más probablemente como mei-SHEE-koh, pero en el Virreinato se adaptó la pronunciación como la conocemos hoy. Sin embargo, la ortografía variaba entre Méjico o México. Sólo después de la independencia se ha utilizado rigurosamente la “x” en México, pues se pensaba más indígena que la ortografía española con la “j”.
Otros nombres para México se relacionan a su significado. Generalmente, se relaciona la palabra México a la deidad azteca “Metztli”, la diosa de la luna. Aunque Bernardino de Sahagún sugiere que el origen del nombre viene de Metzxico: metz(tli) (lunca), xic(tli) (ombligo, centro) y -co (lugar). De acuerdo a él, el nombre significa “el ombligo del mundo”. También se ha sugerido una relación a la palabra náhuatl “metl”, o maguey. Esta creencia encuentra sustento en el Códice Mendoza, en el que el fundador mítico de México está representado por un maguey, este es “Metzin” o “Mexitzin” – con la incorporación de “Tzin(tli)”, que significa “en la espalda [de]”. Después de mucho estudio, se ha propuesto el significado “[en el] lugar de Mexihtli”, osea Huitzilopochtli, el dios principal de los Mexicas, el dios de la guerra, el sol, el sacrificio humano y el patrono de la ciudad de Tenochtitlán.
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