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Que todos los enfermos no son iguales es una idea que los especialistas médicos siempre tienen presente. Sin embargo, las diferencias parecen agudizarse entre culturas, ya que cada una tiene una percepción distinta de lo que es la enfermedad, el dolor o el tratamiento. Para mejorar la relación entre médicos y pacientes, la Sociedad Española de Medicina Rural y Generalista (Semergen) ha editado el primer ‘Manual de Medina Transultural’, que da respuesta a los principales problemas que se plantean en las consultas.
El aumento de la inmigración ha puesto de relevancia las diferencias culturales que en ocasiones dificultan la comunicación con el paciente y, por consiguiente, impiden un correcto diagnóstico y tratamiento. Conocer cuál es el comportamiento habitual de un médico y cuáles son los rasgos culturales del paciente que le visita puede ser el primer paso para subsanar esta falta de entendimiento.
“En ocasiones surge un enfrentamiento entre la medicina tradicional o propia del país de origen del emigrante y la medicina basada en la ciencia. Es necesario tener ciertos conocimientos de antropología médica, ya que no sólo hay que entender cuál es la enfermedad que se padece sino también cómo expresa cada cultura los síntomas y emociones”, explica Julio Zarco, vocal de formación de Semergen.
En algunas culturas, por ejemplo, el contacto visual resulta crucial en la comunicación. Es el caso de los ciudadanos chinos, que nunca dirigen la mirada al médico. “Esto puede confundirse con síntomas de depresión o falta de sinceridad, cuando en realidad es una demostración de respeto. Sólo miran a la cara a sus iguales, nunca a las personas que consideran superiores. Sin embargo, en Medio Oriente la mirada a los ojos de un hombre a una mujer puede considerarse una invitación de naturaleza sexual”, indica el doctor José Luis Martincano, autor del manual, editado en colaboración con los Laboratorios Lilly.
Algunas culturas también establecen rituales específicos en la relación con sus pacientes. “Mientras en España cada vez se practica una medicina menos ritual, en la que el médico incluso deja de lado la bata y sólo se le reconoce por el estetoscopio, algunas culturas precisan de estos rituales para darle más valor a su encuentro con el especialista”.
Número gafe
El manual también desglosa algunas curiosidades, como las que se refieren al bajo umbral de dolor del pueblo mexicano, para el que cualquier remedio parece insuficiente a la hora de aliviar los dolores; la importancia de evitar el uso de la palabra ‘four’ (cuatro, en inglés), que en chino suena igual que ‘muerte’, o las habituales reticencias de los miembros de la etnia gitana a la hora de seguir las instrucciones del médico, ya que siempre toman una dosis menor a la recomendada al considerar que la medicina oficial es ‘demasiado fuerte’.
De hecho, las costumbres y las creencias tienen mucho que ver con el cumplimiento del tratamiento. “Los mitos, las creencias religiosas, la falta de confianza y la incapacidad de entender el concepto bioquímico o farmacológico actual son los principales factores que influyen en el incumplimiento de los tratamientos”, apunta Martincano.
Cápsulas
Así, algo tan sencillo como tomar una cápsula puede resultar problemático para musulmanes, judíos o hindúes, ya que suelen fabricarse con gelatina procedente de los huesos y la piel de animales, incluidos el cerdo y la vaca. También pueden ser rechazadas las insulinas de vaca y cerdo y las transfusiones de sangre por razones morales, espirituales, étnicas o por la creencia de que son contagiosas.
Explicación:
En todo caso, conocer las diferencias culturales en la percepción de la salud y la enfermedad no sólo facilita el tratamiento de todos los pacientes, sino que también puede resultar especialmente enriquecedor.