• Asignatura: Castellano
  • Autor: pedro02vasconezbi
  • hace 4 años

Me pueden ayudar diciendo que figuras literías tiene este poema y en que parte están.

Patria, golpeada patria, establecida
desde el océano a las cosas: yo amé
tu forma muerta, la estatua errante
de tu polvareda, el cuenco de tu mano
terriblemente joven que nos toca. Y, de repente,
el húmedo fondo de donde el campesino
levanta su mercado semanal, yo alzo
para ti la huella descalza de tus hijos,
la sandalia del inca, la pisada
del conquistador sobre el azufre.
Porque como un resucitado, lleno
de vegetales barbas y de tiempo, no soy
sino tu traje de piel y de palabras, sino
la fotografía del que cayó primero, amándote
como pudo, contra el metálico monje de las armaduras.

Cuando pregunto por tu origen, los cántaros,
los escudos, las murallas sostenidas, el eco
de lo que fue tu indígena silencio antes
de la cruz y los caballos; pero te reconozco
en la cabuya y sus espadas secas, he sentido
tu cadera de bosques temblar en la carpintería,
recuerdo nombres enterrados con sus herramientas
y me basta la altura de tus musgos sin urgencia.

Si la mañana empuja su cerveza al mediodía,
si en la garra litoral del mangle hunde
su garra el puma, si la ola de arroz enarbolada
por las plantaciones asciende la escalera
de greda y de granito, es en la orilla
de petróleo y tiempo, es en tu mar
dolido, lleno de sangre anual, de asesinadas
construcciones, en donde busco para saludarte
el sombrero sin paz del ahogado, su idioma
olvidado en tus raíces.

Cómo no amar tu límite que asaltan la madera
mojada, el mar y el vecindario; cómo no amar
tu pobre pueblo, su hierbabuena heráldica
que al aire turba; cómo no regresar a las hilachas
de tu costa, a tus canales con su baraja
transparente de sal y territorio, si agosto
me echa viento y polvo de la patria a lado
y lado, si en medio voy besando su camisa
de arena, desgarrada en tus desgarraduras.

Cuando este viento te lame la cebada,
cuando este canto se riega en mis papeles,
tú me gritas que vuelva a tu nave frutal
encajonada, te siento, están contando
tus cereales sin número, y vuelvo y digo
tu nombre de línea y de varón sobre el pétalo
débil del harapo y sobre tu abundancia ciega,
recojo tus pedazos, tu difícil y suelta
geografía: el volcánico templo y la copa
de vaho, la zona donde el algarrobo crece
su desnudez nocturna, la alta sementera
de aldeas y de indios. Y hay un umbral
de espuma y de intemperie, hay una agua
original que sobre sí se dobla y que abren
con su ataúd sin algodón los panaderos
y con su barca hambrienta y de redes murales
el archipiélago súbito de tus marinerías.

La patria es una fiesta larga que interrumpen
el azar, la diaria cacería, la ceniza: de pronto
cómo no amar tus muertos y su vestido verde,
si como un goterón de sueño persistente cae
el silbo del andamio y tras él el albañil
a su velorio; cómo huir de un día tuyo, lleno
de duraznos y navíos, y no sufrir de ti por todos
lados y no salir a encontrar tu aurora,
lo que te debe el tiempo desde la edad
del buey que hunde sus pezuñas en la Biblia.

Patria, si amarga casi siempre, dulce patria
cada día, dulce recuerdo de una enredadera
de ventanas y azúcar, ira por la piel que ortigan
con leyes y monedas, rumor de río oral
cuando ruegan al sur por la llovizna, ancha
experiencia de los trenes que a diario recomienzan
tu memoria, toda de polvo y lana, toda de piedra y nube:
sobre ti, dimensión de lodazal y sangre,
estás tú contramar de amor y estrella.

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Respuesta dada por: tonytu0409p8orh0
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pablo neruda

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