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Hace algún tiempo (4 años) fuí a visitar a la abuela, estaba más vieja de lo que recordaba (y no la recordaba muy bien). Pero me sorprendió ver que seguía con la misma sonrisa de siempre, como la que tienen las mujeres de aquí (Bogotá), lo primero que hice fue abrazarla y decirle todo el tiempo que la había extrañado (estuve a punto de llorar)
Ella me dijo que hace mucho quería contarme sobre su vida (siempre fue muy aventurera) Me dijo que el año pasado había viajado a Perú (Lima) para visitar a un gran amigo, después de ir a Perú, enfermo (sufrió una lesión en la rodilla) y desde entonces ha estado posponiendo sus viajes. Dice que viajaremos juntos (es lo que más deseo en el mundo).
Ella me dijo que hace mucho quería contarme sobre su vida (siempre fue muy aventurera) Me dijo que el año pasado había viajado a Perú (Lima) para visitar a un gran amigo, después de ir a Perú, enfermo (sufrió una lesión en la rodilla) y desde entonces ha estado posponiendo sus viajes. Dice que viajaremos juntos (es lo que más deseo en el mundo).
jeremycherrez:
gracias
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Hola...
Érase una vez un pastorcillo llamado Pedro, quien vivía en un pueblo cercano al bosque.
Él se encargaba de llevar a las ovejas a pastar en el campo, pero se aburría tanto que un día se le ocurrió divertirse a costas de la gente del pueblo. Y de la nada empezó a gritar: —¡Ya viene "el lobo", ya viene el lobo, auxilio! —.
Con tales gritos, los vecinos alarmados salieron corriendo a ayudarle, pero al llegar se encontraron solamente con Pedro, riendo a carcajadas, porque todos le habían creído. Los vecinos volvieron a su casa muy molestos por la terrible broma del niño.
La mañana siguiente, Pedro lo hizo de nuevo: —¡El lobo, el lobo!, rápido que se come las ovejas — “. En esta ocasión solo acudieron en su auxilio algunos vecinos, pero igual que la ocasión anterior, solo encontraron a Pedro riendo.
Volvieron todos a casa demasiado enfadados, y le retiraron la palabra al pastorcito, pues sus bromas eran de muy mal gusto.
Al día siguiente, cuando Pedro se encontraba con las ovejas, se acercó un lobo, y empezó a comerse a las ovejas. El niño de inmediato gritó: —¡Ayuda por favor, el lobo se come las ovejas! —(pero en esta ocasión nadie atendió su llamado), Pedro se quedó solo, y el lobo se comió a casi todas las ovejas.
Desde entonces, Pedro no dijo más mentiras. Y buscó otro trabajo, pues ya no quedaban más ovejas que cuidar.
Espero te sirva...(:
Érase una vez un pastorcillo llamado Pedro, quien vivía en un pueblo cercano al bosque.
Él se encargaba de llevar a las ovejas a pastar en el campo, pero se aburría tanto que un día se le ocurrió divertirse a costas de la gente del pueblo. Y de la nada empezó a gritar: —¡Ya viene "el lobo", ya viene el lobo, auxilio! —.
Con tales gritos, los vecinos alarmados salieron corriendo a ayudarle, pero al llegar se encontraron solamente con Pedro, riendo a carcajadas, porque todos le habían creído. Los vecinos volvieron a su casa muy molestos por la terrible broma del niño.
La mañana siguiente, Pedro lo hizo de nuevo: —¡El lobo, el lobo!, rápido que se come las ovejas — “. En esta ocasión solo acudieron en su auxilio algunos vecinos, pero igual que la ocasión anterior, solo encontraron a Pedro riendo.
Volvieron todos a casa demasiado enfadados, y le retiraron la palabra al pastorcito, pues sus bromas eran de muy mal gusto.
Al día siguiente, cuando Pedro se encontraba con las ovejas, se acercó un lobo, y empezó a comerse a las ovejas. El niño de inmediato gritó: —¡Ayuda por favor, el lobo se come las ovejas! —(pero en esta ocasión nadie atendió su llamado), Pedro se quedó solo, y el lobo se comió a casi todas las ovejas.
Desde entonces, Pedro no dijo más mentiras. Y buscó otro trabajo, pues ya no quedaban más ovejas que cuidar.
Espero te sirva...(:
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