Esplica qué descubrieron unos investigadores sobre los delfines en el 2001?

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Respuesta dada por: ChaseFugerMusic
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Un grupo de delfines oceánicos nada frente a las islas del norte de las Bahamas, donde las aguas son excepcionalmente claras. Tres generaciones de estos animales sociales –300 individuos a lo largo de 30 años– han sido objeto de estudio del programa subacuático con delfines salvajes más longevo del mundo, dirigido por Denise Herzing.

Explicación:

Un gran cerebro

En proporción a su tamaño corporal, el delfín mular -como estos del Instituto de Ciencias Marinas de Roatán, Honduras- tiene uno de los cerebros más grandes del reino animal. Los científicos tratan de descodificar sus complejas vocalizaciones.

Bahía de Oahu, Hawai

Un grupo de delfines acróbatas de hocico largo regresa de una incursión alimentaria a una bahía de Oahu, Hawai. Locuaces y gregarios, los delfines de esta especie se juntan en grupos que pueden sumar miles de individuos.

Órdenes y señales

Interpretar la orden de Stan Kuczaj –la flecha significa «vuelve a bajar al fondo»– es un juego de niños para este delfín mular de Roatán. «Observar a los delfines mientras resuelven problemas como este es esencial para comprender su forma de pensar», dice el científico.

El delfín más grande

Una orca, el delfín de mayor tamaño, se lanza sobre la playa en Punta Norte, Argentina, para cazar una cría de león marino. Esta conducta de riesgo –a veces acaban varadas– se transmite de madres a crías y se observa en pocos lugares.

Creando un nuevo lenguaje

Denise Herzing (a la derecha), que estudia a los delfines en las Bahamas, lleva un ordenador que emite silbidos como los de estos animales. Confía sentar así las bases de un léxico compartido.

Lenguaje corporal

Los delfines se comunican con el cuerpo además de con sonidos. Cuando un delfín oscuro salta fuera del agua frente a la costa de la Patagonia podría estar enviando una señal a sus congéneres: aquí hay buena comida, venid.

Animales sociales

Los delfines cooperan en ingeniosas estrategias de alimentación. Los delfines oscuros de la Patagonia acorralan bancos de anchoas para que formen esferas, que luego engullen por turnos. Un pingüino de Magallanes y una pardela se suman al banquete.

Un talento extraordinario para resolver problemas.

Estos dos delfines mulares de los cayos de Florida aprendieron al vuelo que el único modo de quitar la tapa a un tubo de PVC lleno de pescado era cooperar.

Parque Six Flags de Vallejo, en California

Lo que parece una tarea de poco valor es en realidad un test de habilidades cognitivas. En el parque Six Flags de Vallejo, en California, un delfín mular utiliza el hocico para sacar una bola de gelatina comestible de un laberinto de tubos. Estos ejercicios de «enriquecimiento cognitivo» pueden mejorar el bienestar de los delfines cautivos.

Caza con barro

En la bahía de Florida los delfines mulares han ideado una forma única de capturar mújoles: rodearlos de cortinas de lodo. Cuando los peces saltan por encima de los anillos de barro para escapar, van a parar a la boca bien abierta de los delfines.

Bimini, Bahamas

Tras haber examinado el lecho oceánico mediante ecolocación en busca de peces ocultos, un delfín frente a la costa de Bimini, en las Bahamas, hace el pino en el fondo para extraer la presa de la arena con su hocico.

Kona, Hawai

En aguas de Kona, Hawai, unos delfines acróbatas de hocico largo pasan la mañana adornándose con hojas. El juego es una parte importante de la vida social de los delfines y se cree que es crucial para su desarrollo cognitivo.

La jefa de adiestradores Teri Turner Bolton contempla a dos jóvenes delfines machos llamados Héctor y Han, cuyos hocicos asoman del agua mientras esperan con atención la siguiente orden. Los delfines mulares del Instituto de Ciencias Marinas de Roatán (RIMS), un centro turístico y de investigación situado en la isla hondureña homónima, son veteranos de los espectáculos. Han sido entrenados para obedecer la orden de describir tirabuzones en el aire, deslizarse por la superficie del agua manteniendo el equilibrio sobre la cola y saludar con las aletas pectorales a los turistas que varias veces por semana llegan al complejo en cruceros.

Pero a los científicos del RIMS les interesa más estudiar su mente que admirar sus actuaciones. Cuando con la mano se les hace la señal de «innovar», Héctor y Han saben que deben sumergirse y expulsar una burbuja de aire, o salir del agua con un salto parabólico, o descender hasta el fondo, o efectuar cualquiera de los otros diez o doce ejercicios que completan su repertorio, pero sin repetir ninguno de los que ya hayan exhibido en esa sesión. Lo más increíble es que suelen entender que en cada sesión deben intentar algún ejercicio nuevo. Bolton aprieta las palmas de las manos sobre la cabeza –la señal de innovar– y acto seguido junta los puños –la señal de «tándem»–. Con esos dos gestos ha indicado a los delfines que hagan un ejercicio que ella aún no haya visto en esa se­­sión y que además lo efectúen simultáneamente.

Espero que te sirva compañero/a.

PD: Fue un placer ayudarte .

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