Explique la siguiente frase:
"La interculturalidad es un proyecto humanista"
Si no saben no respondan
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Respuesta:
Los avances normativos que autorizan al Estado para el impulso y promoción de la multiculturalidad y el otorgamiento de derechos a los pueblos étnicos, abren posibilidades de construir un nuevo proyecto intercultural y democrático, enfocado en transformar las relaciones, estructuras e instituciones para la sociedad en su conjunto.
En esta nueva coyuntura surgen tensiones y paradojas entre los esfuerzos étnicos en defensa de lo propio y el uso del multiculturalismo, como parte de las estructuras políticas establecidas y de una nueva lógica cultural del capitalismo, que trata de controlar y armonizar la oposición con su ideal de integrar estos pueblos al mercado, negando la existencia de la discriminación, el legado colonial o la monoculturalidad, en la formulación y aplicación de estas normas y la complejidad de la diversidad, lo que trae consigo potenciales trampas en la institucionalización de lo étnico.
Esta coyuntura política exige una propuesta educativa que enlace los nuevos ideales interculturales con los viejos ideales ilustrados de la modernidad, en cuanto al uso público de la razón, la liberación del hombre de su culpable incapacidad, que aprenda a servirse de su inteligencia, sin la guía de otro, es decir, una educación como parte constituyente de la ciudadanía y punto de partida para la comprensión y la práctica de la democracia, que se centre directamente en la condición humana y en la cooperación antes que en la competitividad.
Desde esta perspectiva, 1991 se convierte en Colombia, en el año, a partir del cual se empiezan a generar nuevas condiciones para construir espacios democráticos para los pueblos discriminados y excluidos tradicionalmente, de las dinámicas políticas y económicas de la nación. “Las reformas constitucionales que responsabilizan al Estado en impulsar y promover la interculturalidad y otorga una serie de derechos a las nacionalidades étnicas[1], abren posibilidades, no sólo a responder a demandas étnicas, sino también a construir un nuevo proyecto intercultural y democrático, enfocado en transformar las relaciones, estructuras e instituciones para la sociedad en su conjunto” (Walsh, 2005: 1).
En esta coyuntura política, así como se ganan espacios y legitimidad, también emergen tensiones y paradojas entre el ideal de la interculturalidad y los valores en que se funda, los esfuerzos del reconocimiento y defensa de lo propio y distintivo y el uso del pluriculturalismo, como parte de las “mismas estructuras políticas -y aparatos ideológicos- que se empeña en transformar” (Pérez-Bustillo, 2001, en Walsh, 2002). Interculturalidad y pluralidad jurídica no son lo mismo.
La interculturalidad se funda en la necesidad de construir relaciones entre grupos, como también entre prácticas, lógicas y conocimientos distintos, con el afán de confrontar y transformar las relaciones de poder, que han naturalizado las asimetrías sociales. A veces, lo pluricultural sólo se usa en términos descriptivo, empero sus raíces y significados no se encuentran en la descripción, sino en las luchas en contra de la colonialidad pasado y presente y de la violencia simbólica, estructural y cultural (Rivera, 1993, en Walsh, 2002: 2), en que esta colonialidad se produce. Este proceso Implica el fortalecimiento de lo propio frente a las otras culturas, paralelamente a las luchas no por el reconocimiento estatal, sino por la reparación a la exclusión.
Explicación:
ESPERO QUE TE SIRVA ME REGALON UN CORAZON Y CORONA