Respuestas
Respuesta:
Ser solidario implica preocuparse por el bienestar de los demás y tomar la elección de actuar y colaborar para conseguirlo. La solidaridad es asumir la causa de otros como propia, existiendo el plano personal, político y social. Por desgracia, en los tiempos que estamos, vivimos millares de conflictos sociales y guerras fruto de las desigualdades sociales y falta de libertades.
Explicación:
Contribuye económicamente. ...
Comparte con quien más lo necesita. ...
Dona objetos y enseres personales. ...
Ofrece tu tiempo y afecto. ...
Participa en actividades de sensibilización. ...
Organiza tu propia campaña solidaria. ...
Lánzate a la aventura. ...
La solidaridad no es algo que necesariamente implique la vinculación con personas sin techo, que pasan hambre, o sobreviven en condiciones pésimas. La solidaridad es algo diario, entre personas que están en nuestra misma situación.
Algunos consejos para ser solidario todos los días:
Sé un apoyo
Si un amigo, un familiar, o alguien que te importa tiene un problema y decide compartirlo contigo, escúchale atentamente y muestra señas de interés que le harán sentirse mejor.
Además puedes aconsejarle, y darle tu punto de vista. No tienes porque restarle importancia a su problema, simplemente ayúdale a sobrellevarlo, que vea que estáis juntos en esto.
Ten paciencia
La mayoría de las ocasiones, el proceso de recuperación de enfermedades, lesiones, o de problemas personales puede prolongarse durante un gran periodo de tiempo. Lo que debemos hacer con este tipo de personas es no preocuparlas y no presionarlas, tener paciencia en su recuperación.
Saca de la crisis algo positivo
Una crisis en cualquier ámbito de nuestra vida es bastante aterrador, por lo que siempre hay que sacarle algo positivo incluso a lo más malo que nos haya pasado.
Cuando una persona se encuentra en este momento, la visión de una persona ajena a la situación, y que se quiere, puede ser muy valiosa. Hazle ver el lado bueno de las cosas.
Sé solidario contigo mismo
A lo largo de nuestra vida son muchas las decepciones con otras personas a las que queriamos pero que -por circunstancias-ya no queremos. También son muchas las heridas que nos han pasado factura a lo largo de los años, pero casi siempre sabemos perdonarlos.
En cambio, con nosotros mismos tenemos otra vara de medir, somos mucho más duros y crueles, le damos mil vueltas a las cosas que hicimos y que ya no podemos cambiar. Por eso, perdónate.