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La más obvia es que por primera vez en un país conocido como "machista" llega una mujer a la jefatura del Estado. Es cierto que en otros países de Hispanoamérica, aunque sin la trayectoria de la Bachelet, otras mujeres tuvieron las riendas del gobierno como en Argentina, Panamá o Nicaragua. Esta pediatra formada como médica en Alemania, libre pensadora y separada, es un ejemplo de Consistencia ideológica y trabajo político con convicciones. No es propiamente una ‘trapecista política’. Siempre militó, en las buenas y en las malas en el Partido Socialista de Salvador Allende. Su padre Alberto, falleció víctima de las torturas infligidas durante la dictadura pinochetista, por su lealtad al gobierno democrático de la unidad popular derrocado por una coalición fascista. Ella misma fue encarcelada al igual que su madre y tuvo que sufrir la pesada pena de exilio. Nunca desfalleció. No imaginó jamás en hacerle concesiones a la dictadura. Ni siquiera cambió de bando al interior de la coalición de centro izquierda que ha permitido la transición democrática en su país. En este sentido, podría decirse que no es una militante del ‘pragmatismo’ tan extrañamente elogiado en los últimos tiempos en nuestro país. Fue ministra de Defensa, y a pesar de su situación personal, logró el respeto y supo imponer