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Hace poco, en un auditorio de cien personas, la conferencista preguntó a los invitados: ¿Quiénes de todos ustedes tienen a sus cuatro abuelos limeños? Solo una persona levantó la mano. Ese pequeño ejercicio es una muestra de la fascinante construcción que tiene el Perú de hoy. En la casa de una familia que vive en Lima se conocen historias de la selva porque los padres o los abuelos son de allá y los niños aprenden el quechua porque su madre tiene esa lengua como originaria. Pero, así como hay miles que salieron de sus lugares de origen, hay otros peruanos que aún permanecen en el lugar en el que nacieron. Más de un millón de niños, niñas y adolescentes peruanos tienen una lengua materna distinta al castellano, pertenecen a una de las 60 etnias y hablan alguna de las 47 lenguas originarias existentes en el país.
¿Cuál es la oportunidad de un adolescente indígena frente a los retos que debe asumir? La educación, una de las herramientas necesarias para construirse un mejor futuro, nos enfrenta a estas cifras: entre el 2008 y el 2011, de los adolescentes que viven en la Amazonía solo el 44% concluyó oportunamente la secundaria. La cifra se vuelve radicalmente diferente si volteamos la mirada a los adolescentes de las comunidades nativas: solo 1 de cada 10 termina la secundaria. Entre la población quechua, lo hacen 3 de cada 10. Más allá de lo impresionante de las cifras, ¿podríamos responder si quienes logran terminar el colegio están bien preparados para enfrentar los estudios superiores? ¿Qué educación estamos construyendo para nuestros jóvenes?
Los pueblos indígenas tienen que enfrentar, día a día, la lejanía a la que están expuestos. Llegar a una escuela o caminar hasta un puesto de salud se vuelve un reto de persistencia, donde solo la perseverancia logra empujarlos hacia adelante. La anemia, por ejemplo, es un desafío en el que se viene trabajando de manera incansable. En los pueblos indígenas, la prevalencia de acuerdo con la lengua de la madre es un indicador clave: si el niño o niña tiene una madre que habla castellano, el 41.4% presenta un cuadro de anemia. Si la madre habla quechua, la cifra aumenta a 51.4%; pero si la madre tiene como lengua materna una lengua amazónica, la cifra se incrementa a 60.1%.
Cuánto conocemos de los pueblos indígenas; es difícil saberlo. En promedio, el 85.1% de la población cuenta con DNI, pero en las comunidades nativas sólo el 40.1% lo obtiene. El sinceramiento de las cifras es una de las tareas pendientes del país. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible nos plantean una serie de retos por cumplir. Sea el Día Internacional de los Pueblos Indígenas –este 9 de agosto– uno de los momentos para poner una luz sobre ellos. Celebremos la cultura milenaria con el compromiso del respeto mutuo de la celebración de los derechos de niños, niñas y adolescentes que puedan crecer y desarrollarse en igualdad de oportunidades.