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Respuesta:
El alcohol comienza a hacer efecto cuando llega al intestino delgado y éste lo absorbe, pasando así al torrente sanguíneo que lo distribuye por todo el cuerpo hasta los diferentes órganos. Esto ocurre entre 30 y 60 minutos después de haber empezado a beber, de nuevo, dependiendo de los factores mencionados en el apartado anterior.
Vamos a centrarnos en los efectos que causa en el sistema nervioso central, es decir, en el cerebro, y como resultado, las diferentes fases de la intoxicación alcohólica por las que se pasa hasta llegar al coma etílico:
Fase de euforia: se llega a este punto cuando la alcoholemia, es decir, la tasa de alcohol en sangre, llega a los 0,5 gramos por litro (g/L). Es lo que se llama comúnmente el puntillo. Como norma general si se deja de beber en este punto es difícil sufrir intoxicación etílica. La persona se encuentra desinhibida y eufórica pudiendo actuar de manera impulsiva.
Fase de intoxicación: llegado el punto al que el organismo no está acostumbrado a los niveles de alcohol ingeridos, el cerebro empieza a fallar en la coordinación de movimientos, lo cual es causa de caídas y lesiones. La persona puede tener sensación de calor por la dilatación de los vasos sanguíneos, pero realmente ese calor se pierde produciendo hipotermia.
Fase de confusión: la tasa de alcoholemia llega a los 2g/L, el cerebro se ve realmente afectado y es incapaz de permanecer alerta. La persona presenta somnolencia y dificultad para hablar y comprender. En este punto suelen aparecer nauseas y vómitos, ya que el organismo rechaza el alcohol en un intento por protegerse. Pero dejar de beber no siempre es seguridad de que se va a frenar la borrachera, es posible que aún haya alcohol en el intestino y se siga absorbiendo.
Fase anestésica: a los 3 g/L de alcohol en sangre el cerebro empieza a perder el control sobre el organismo. La persona no puede comunicarse correctamente, muchas veces puede llegar a perder la conciencia y el control de los esfínteres. Este es un punto crítico debido a que la persona ya no es capaz de valerse por sí misma y necesita atenciones.
Fase de shock o coma etílico: la tasa de alcoholemia llega a 5 g/L y el cerebro pierde totalmente el control de la respiración y el corazón. Llegados a este punto es imprescindible la asistencia sanitaria, ya que si se alarga este estado las probabilidades de sobrevivir sin daño cerebral disminuyen dramáticamente. Los centros responsables de la respiración se ven afectados y se puede producir parada cardiorrespiratoria y muerte.