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las propiedades antiinflamatorias de los lípidos ha facilitado el desarrollo de productos adaptados a la nutrición enteral y parenteral que han sido utilizados como terapia en numerosas enfermedades de base inflamatoria. En esta revisión se ofrece una visión general de los efectos de los lípidos utilizados en nutrición enteral, sobre ciertas patologías en cuya base están implicados procesos inflamatorios, como es el caso de las enfermedades inflamatorias intestinales, la aterosclerosis, la fibrosis pulmonar y la artritis reumatoide, entre otras.
Durante los procesos inflamatorios se producen mediadores químicos, como los eicosanoides, a partir de ácidos grasos poliinsaturados presentes en las membranas celulares. La actividad inflamatoria de estas moléculas depende del ácido graso precursor. Los derivados del ácido araquidónico (de la serie n-6) tienen una elevada actividad proinflamatoria, mientras que los derivados del eicosapentaenoico (de la serie n-3) son débilmente inflamatorios. Así, al ingerir aceites de pescado, ricos en ácidos grasos n-3, aumenta el contenido de eicosapentaenoico y disminuye el araquidónico en las células del sistema inmune, por lo que se reduce la estimulación inflamatoria debido a la presencia de mediadores menos activos. Éste parece ser el mecanismo inmunomodulador fundamental de las dietas ricas en n-3. Asimismo, pero mediante mecanismos de acción diferentes, se ha demostrado que el ácido oleico disminuye la intensidad de algunos procesos inflamatorios, al disminuir la producción de mediadores quimiotácticos de inflamación.