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. El ferrocarril fue el medio de transporte fundamental en el siglo XIX por sus ventajas: capacidad de carga, velocidad, seguridad y disminución de tiempos y costes. Además, se pensaba que la red estimularía a la industria, como había ocurrido en la Revolución Industrial inglesa.
El gobierno progresista estaba dispuesto a proporcionar todos los recursos y facilidades necesarios para conseguir lo que consideraba un objetivo prioritario. Esta ley de ferrocarriles no se habría podido desarrollar sin los cambios legislativos emprendidos en el año 1856 en relación con las Sociedades Bancarias y Crediticias. Estas leyes propiciaron la creación de sociedades anónimas ferroviarias que se encargarían de la construcción y explotación de los diferentes tramos de la red, preveían el pago de subvenciones y permitían la importación de materiales ferroviarios. Se llegaron a crear unas veinte compañías, aunque destacaron tres grandes grupos, con fuerte presencia del capital francés. A estos grupos se unieron financieros españoles. Estas tres grandes empresas fueron la MZA (línea de Madrid-Zaragoza-Alicante), el Ferrocarril del Norte y la SJC (Sevilla-Jerez-Cádiz). Las compañías sacaron sus acciones a la Bolsa y emitieron obligaciones para financiar la construcción de las líneas ferroviarias.
Un aspecto técnico destacable del ferrocarril español fue su ancho de vía, de 1’67 metros (6 pies castellanos), diferente al del resto del ferrocarril europeo. Al parecer, hay dos causas que explicarían esta diferencia. Por un lado, se empleó un argumento relacionado con la seguridad nacional, ya que se quería dificultar una posible nueva invasión francesa y, por otra parte, el carácter abrupto de la orografía española exigía una determinada anchura de vía para garantizar la estabilidad de los trenes ante los desniveles existentes.
Explicación: espero y te sirva :v