Respuestas
Respuesta: Desde hace mucho, todos los años por el mes de octubre, se pone de moda hablar de la raza, se celebra como fiesta y deja una niebla de orgullo poco claro en los sentimientos de nuestras comunidades, que se presta siempre a malos entendidos a lo largo y ancho de Colombia, considerada constitucionalmente como un estado nación multicultural y pluriétnico. Me propongo reflexionar en este artículo sobre el fundamental origen del mestizaje, de suma importancia para el país y para nuestra patria grande que es Latinoamérica; y con esta finalidad transcribiré, en su momento, dos esclarecedores párrafos de un escritor latinoamericano del siglo XX.
Desde la antigüedad hasta la era moderna, la tarea principal de los pueblos de occidente es la de invadir a otros pueblos para expandir su poder dándole forma a los viejos y a los novísimos imperios de nuestros días. En sus ojos siempre traen las sílices omnímodas de su raza y de su Dios, con las que enarbolan su gran codicia mirando a los nuevos mundos. Los europeos desde el mal llamado “descubrimiento” conquistaron militarmente a América, África, a Oceanía y a gran parte de Asia. Y aunque en el vuelo del tiempo se hayan matizado sus objetivos ideológicos, cambiado su tecnología y métodos, siempre quisieron a la fuerza “civilizar” a las poblaciones sometidas, y en nuestra época “democratizarlas” a su manera. Ese mando y control, con la mira y el humo de los cañones, posibilita el crecimiento de sus territorios, que legitimados mediante procesos de institucionalización -con leyes siempre arbitrarias, dejan solo brumas borrosas de las patrias aborígenes- causan e impulsan sucesivamente primero las ideas de colonia, de país, de nación y segundo, de universalidad (1) y globalización (2), que contribuyen a confundir el pensamiento sobre el mundo, para sustentar los conceptos de que existen países adelantados, desarrollados y, que hay otros atrasados, subdesarrollados, eliminando en los análisis de la relación entre estos, el criterio de que la situación de los segundos países son consecuencia de las acciones de los primeros. Como resultado de la desgracia producida por las llamas de su orgullo, estas potencias apuntLas guerras de expansión, aparte de las millones de víctimas, dejan muchas consecuencias dañinas a los supervivientes de los territorios invadidos, enumeremos las principales: Pérdida de la propiedad de los territorios; desaparición a fuego lento de aldeas y poblaciones, Palestina un ejemplo; el etnocidio; pérdida o deformación de la identidad; ceguera de la cultura autóctona; decadencia de la autonomía económica con la condena a la miseria de sus gentes; el vasallaje político; la permanente transculturación con sus consecuencias psicológicas, sociales y, menciono de último lo que interesa en este breve ensayo, el mestizaje racial, las pieles revueltas en el mortero del conflicto, resultado de las relaciones sexuales forzadas sobre los pueblos subyugados.
Pero los mestizos, crías de la guerra, hijos de dos razas porque fue imposible echar a los ocupantes, con los años, imantan muchas veces afectivamente a los enemigos; el amor cuando se da de ambos lados a los muchachos, se revierte; entonces, se unen en los hijos las culturas antagónicas, fusión de niebla, luz y sombra; el joven mestizo ama a su madre y a su padre, aunque entre ellos no se manifiesten aprecio; anda con una y con el otro, y de ambas razas recibe su carga cultural. Entonces, a la larga, como una de las pocas consecuencias positivas de toda invasión, cuaja en los hijos el mestizaje cultural y, en la expresión de su desarrollo, cuando el medio social lo posibilita, genera el mestizaje artístico y literario. La consecuencia de más de trescientos años de puñaladas entre conquistadores y colonizados, permite ahora asegurar que casi toda la población del mundo es mestiza; y que hoy se continua desarrollando el mestizaje en las actuales circunstancias mundiales, aunque muchas veces en el amor, sin negar que aún haya lugares en el planeta en los que se conservan puras algunas etnias, por voluntad propia.
Nuestra América a pesar de todo se considera enriquecida con los aportes de las razas indígenas, blancas, negras, y los atributos especiales de cada una: espiritualidad, razón y magia; con sus respectivas prácticas fundamentales: contemplación, acción y rítmica.
Explicación:
Respuesta:
Explicación:
muy largo