Respuestas
Respuesta:
Pensamiento crítico.
Resolución de problemas.
Creatividad.
Innovación.
Comprensión intercultural.
Alfabetismo informacional.
Habilidades de comunicación.
Alfabetismo digital.
LA ESCUELA PALATINA
La escuela palatina, anexa a la corte (palatium), nace del empeño de Carlomagno por devolver al clero la dignidad fundada en una sólida formación intelectual y un comportamiento moral. Para ello utiliza textos legislativos y personas que juzga adecuadas y hace de la Academia palatina lugar de encuentro de sabios y eruditos. La labor fue confiada en el 781 a Alcuino de York, quien había sido formado en la escuela episcopal de Jarrow.2 Su impulso tuvo reflejo en el establecimiento de numerosas escuelas episcopales y monásticas. Carlomagno pide organizar “escuelas de lectura para los jóvenes en cada monasterio e obispado, donde se puedan aprender los salmos, las notas, el canto, el cálculo, la gramática, y encontrar los libros canónicos con corrección esmerada […]” (Boretius, 1883, p. 65). Se trata de una promoción cultural que afecta a las instituciones educativas y culturales y a la realización de libros de calidad. El surgimiento de la escuela palatina implicará la revalorización del estudio de los clásicos para entender la Biblia, recensionada por el propio Alcuino y el establecimiento de las bases curriculares asentadas en el estudio de las artes liberales como disciplinas propedéuticas del estudio superior de la Biblia.
LA ESCUELA MONÁSTICA O CLAUSTRAL
La escuela monástica es el elemento más característico de la educación medieval (Bardy, 1953). Introduce elementos culturales derivados de la enseñanza clásica jugando un papel de primera magnitud en el desarrollo de la cultura. En Inglaterra los aristócratas inician sus estudios en las escuelas de los monasterios. Los monasterios se constituyen en faros de irradiación cultural: Monte Casino en Italia, Saint-Martin de Tours o Saint Denis en Francia, Reichenau en Alemania. Cuando en el siglo X parece haber un relajamiento en la vida intelectual medieval, los monasterios seguirán manteniendo el pulso cultural y educativo, y aparecen figuras personales como Odón (926-942) que hará renacer con fuerza experiencias monásticas como Cluny (Riché, 1976, p. 27-42).
LA ESCUELA URBANA: LA ESCUELA COMUNAL Y LA ESCUELA CATEDRALICIA O LECTURAL
En la medida en que la Edad Media se va volviendo más rural y tras los decretos de abolición de las escuelas paganas, la escuela urbana y pública decayó, sin embargo, tras el impulso carolingio y en espacios urbanos, los aristócratas seguían acudiendo a ellas, pues eran claves en la formación de los cuadros administrativos (tribunales pública, vida política...). Durante el periodo tardo-imperial el estado ejerce un mayor control sobre estas escuelas lo que supone una reducción de su autonomía. Su suerte va en paralelo al destino de la aristocracia urbana, en el sentido de que su sustitución por la nueva aristocracia militar y burocrática afectará también a las instituciones formativas, especialmente en lo que respecta al control por parte de las autoridades. Sabemos que, en las escuelas comunales, en el siglo XI, existe un desarrollo especialmente significativo de las disciplinas del trivium y del derecho, pues eran medios necesarios para desarrollar una buena carrera en la administración pública y que a los clérigos les gustaba la asistencia a la misma. Las escuelas comunales (laicas) pervivirán apegadas a los fines de la administración. En Italia existe de forma significativa escuelas para el aprendizaje del oficio de Notarios (ej. Pavía y Bolonia) y de medicina (significativamente Salerno).
OTROS CENTROS
Otras que se dedicaban a la enseñanza oficial, a la de un oficio determinado de importancia cultural fueron las escuelas de copistas o los scriptoria (talleres de copistas). Jugaron un importante papel de trasmisión cultural, tanto de la cultura libresca, como en la capacidad de mantener el pulso de la lectura común. Los estudios paleográficos denominan a la escritura forjada en esta época medieval y apegada a las escuelas de copistas bajo el nombre de escritura carolingia (unida por lo tanto a la escuela palatina), de gran significación: “ninguna más importante que esta, pues de ella proceden hasta hoy todas las que vinieron después” (Marín, 1991, p. 90). Nacida para los códices con una escritura regular y constante se extendió a los documentos con una escritura más irregular (Carlomagno deseaba que los manuscritos fueran copiados por escribanos profesionales que hicieran una letra que fuera legible para todos y unificara la lectura para su comprensión posterior). Esta escritura dominará con variaciones y particularidades en el tiempo hasta finales del siglo XII y el siglo XIII cuando la llamada escritura gótica triunfe al albur de la extensión de la cultura, la proliferación de los estudios y el nacimiento de las universidades que exigirán una letra más espontánea y una mayor utilización del papel frente al pergamino.