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.3. El signo lingüístico
En las páginas anteriores analizamos las características que poseen todos los signos, independientemente del código al que pertenezcan. Ahora, veremos lo específico del signo lingüístico. De acuerdo con Kristeva “(…) los signos lingüísticos son el «origen» de cualquier símbolo: que el primer acto de simbolización es la simbolización en ymediante el lenguaje” (1988:11) Con ello expresa la importancia de la lengua en el desarrollo de la humanidad en su conjunto y de cada individuo en particular.
2.3.1. Carácter vocal y lineal
El signo lingüístico es esencialmente de naturaleza vocal, no escrito ni ideográfico. Todas las personas, por el hecho de vivir en una comunidad, dominan una lengua; la que les es “natural” porque la aprenden por el solo hecho de convivir en sociedad. Al respecto, la Ortografía de la RAE (2011)“(…) las lenguas son sistemas o códigos de representación y de comunicación esencialmente orales. Se generan en una facultad, el lenguaje, que nos diferencia de los animales y que es común a todos los seres humanos. La facultad del lenguaje es el resultad de un lento proceso evolutivo de miles de siglos, que ha desarrollado tanto los sistemas anatómicos de fonación que intervienen en la articulación de los sonidos como en las áreas cerebrales que sustentan los complejos procesos simbólicos y comunicativos” (RAE, 2011:1). De igual manera, en los casos de sujetos que han crecido aislados, en la selva u otro sitio alejado de la sociedad, no logran dominar una lengua y, según los datos con que se cuentan, no pueden desarrollar su pensamiento más allá del equivalente a un bebé de 8 meses de edad. Eso significa que el desarrollo lingüístico corre paralelo con el intelectual. A mayor desarrollo lingüístico, mejores posibilidades intelectuales, y viceversa.
En consecuencia, la lengua se compone de sonidos. Estos, al articularse (combinarse) entre sí conforman palabras. Toda lengua tiene una cantidad limitada de fonemas, aunque una gran cantidad de palabras formadas por aquellos. En esta peculiaridad radica su economía y efectividad: con unos cuantos sonidos se pueden crean todos los mensajes deseados. El castellano actual cuenta con 24 fonemas, aunque el sonido concreto (fono) puede variar según la comunidad lingüística: en Latinoamérica no usamos el sonido “z” y en varias regiones no se utiliza el sonido “sh”.
Por otra parte, se aprende a hablar antes de aprender a escribir, jamás al contrario. La escritura es solo una traducción de los sonidos. En teoría semiótica, la escritura es solo un código paralingüístico; es decir, un código que depende del lingüístico y obedece a sus reglas y combinatorias. De ahí que para cada fonema se haya inventado un grafema en los casos en los que se haya creado un alfabeto fonético. Pero existen lenguas en las que las grafías no corresponden a fonemas sino a ideas. Por ejemplo, en el chino mandarín existen más de 5 000 ideogramas que representan ideas o frase, pero no sonidos.
En las páginas anteriores analizamos las características que poseen todos los signos, independientemente del código al que pertenezcan. Ahora, veremos lo específico del signo lingüístico. De acuerdo con Kristeva “(…) los signos lingüísticos son el «origen» de cualquier símbolo: que el primer acto de simbolización es la simbolización en ymediante el lenguaje” (1988:11) Con ello expresa la importancia de la lengua en el desarrollo de la humanidad en su conjunto y de cada individuo en particular.
2.3.1. Carácter vocal y lineal
El signo lingüístico es esencialmente de naturaleza vocal, no escrito ni ideográfico. Todas las personas, por el hecho de vivir en una comunidad, dominan una lengua; la que les es “natural” porque la aprenden por el solo hecho de convivir en sociedad. Al respecto, la Ortografía de la RAE (2011)“(…) las lenguas son sistemas o códigos de representación y de comunicación esencialmente orales. Se generan en una facultad, el lenguaje, que nos diferencia de los animales y que es común a todos los seres humanos. La facultad del lenguaje es el resultad de un lento proceso evolutivo de miles de siglos, que ha desarrollado tanto los sistemas anatómicos de fonación que intervienen en la articulación de los sonidos como en las áreas cerebrales que sustentan los complejos procesos simbólicos y comunicativos” (RAE, 2011:1). De igual manera, en los casos de sujetos que han crecido aislados, en la selva u otro sitio alejado de la sociedad, no logran dominar una lengua y, según los datos con que se cuentan, no pueden desarrollar su pensamiento más allá del equivalente a un bebé de 8 meses de edad. Eso significa que el desarrollo lingüístico corre paralelo con el intelectual. A mayor desarrollo lingüístico, mejores posibilidades intelectuales, y viceversa.
En consecuencia, la lengua se compone de sonidos. Estos, al articularse (combinarse) entre sí conforman palabras. Toda lengua tiene una cantidad limitada de fonemas, aunque una gran cantidad de palabras formadas por aquellos. En esta peculiaridad radica su economía y efectividad: con unos cuantos sonidos se pueden crean todos los mensajes deseados. El castellano actual cuenta con 24 fonemas, aunque el sonido concreto (fono) puede variar según la comunidad lingüística: en Latinoamérica no usamos el sonido “z” y en varias regiones no se utiliza el sonido “sh”.
Por otra parte, se aprende a hablar antes de aprender a escribir, jamás al contrario. La escritura es solo una traducción de los sonidos. En teoría semiótica, la escritura es solo un código paralingüístico; es decir, un código que depende del lingüístico y obedece a sus reglas y combinatorias. De ahí que para cada fonema se haya inventado un grafema en los casos en los que se haya creado un alfabeto fonético. Pero existen lenguas en las que las grafías no corresponden a fonemas sino a ideas. Por ejemplo, en el chino mandarín existen más de 5 000 ideogramas que representan ideas o frase, pero no sonidos.
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