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NUEVA YORK, 9 de abril de 2020 – “En estos momentos, el mundo está unido en una batalla común contra un enemigo invisible. Sin embargo, mientras centramos toda nuestra atención en encontrar el modo de evitar o tratar la COVID-19, estamos dejando a un lado las graves consecuencias –las repercusiones ocultas— a las que tendremos que hacer frente mucho después de la presente pandemia. Eso debe cambiar.
“Los niños y los jóvenes, además de estar contrayendo la COVID-19, son algunas de las víctimas a las que más duramente afectará el virus. Si no actuamos de inmediato para abordar las consecuencias que la pandemia tendrá sobre los niños, el eco de la COVID-19 causará daños permanentes en nuestro futuro común.
“Según nuestros análisis, el 99% de los niños y los jóvenes menores de 18 años de todo el mundo (2.340 millones) vive en alguno de los 186 países en los que se han impuesto distintas formas de restricción a los desplazamientos debido a la COVID-19. Además, el 60% de todos los niños vive en alguno de los 82 países que se encuentran en aislamiento total (7%) o parcial (53%), lo que equivale a 1.400 millones de jóvenes.
“Sabemos que en cualquier situación de crisis los jóvenes y los más vulnerables sufren de manera desproporcionada. Esta pandemia no es una excepción. Es responsabilidad de todos evitar el sufrimiento, salvar las vidas y proteger la salud de cada niño. Asimismo, debemos asegurarnos de que las decisiones relacionadas con las medidas de control, además de tener en cuenta los riesgos, se basan en pruebas de calidad para minimizar y evitar los daños colaterales y garantizar que haya medidas de mitigación para que los daños no sean permanentes.
“Esto comienza por resistir a la tentación de restarle prioridad a las inversiones en nuestro futuro ante la amenaza de una recesión mundial. Si aumentamos ahora las inversiones en educación, protección infantil, salud, nutrición y agua y saneamiento contribuiremos a minimizar los daños ocasionados por esta crisis, así como a evitar que se produzcan otras crisis en el futuro. El mundo volverá a funcionar y, cuando esto ocurra, el grado de resiliencia de los sistemas de salud más débiles servirá de indicador de cómo gestionaremos otras amenazas en el futuro.
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espero k te ayude
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Ante situaciones estresantes como las que vivimos por la pandemia de #COVID19, niñas y niños pueden tener distintas reacciones como dificultad para dormir, dolor de estómago o estar enojados o con miedo todo el tiempo.
En estos casos, como mamá o papá, lo mejor es apoyarlos, explicarles que es normal sentir miedo o preocupación y asegurarles que esta situación es temporal.
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