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En Argentina existieron y existen conductas de discriminación relacionadas con las características étnicas o el origen nacional de las personas. A su vez, la discriminación de tipo racista suele estar íntimamente relacionada con conductas de discriminación por causas socio-económicas y políticas.1
Se han difundido términos y conductas para discriminar a ciertos grupos de población, en especial a aquellos denominados «negros», un grupo que en Argentina no se encuentra claramente definido, pero se asocia, aunque no exclusivamente, con personas pertenecientes a la clase baja, los pobres y los excluidos, y más recientemente con la "delincuencia" y la "inseguridad".2
También se han desarrollado términos y actitudes de tipo racista, xenófobo y despectivo para dirigirse a los inmigrantes. Antiguamente, «gallego», «tano», «turco» y «ruso» poseían connotaciones peyorativas, que aún continúan en los «chistes de gallegos» en el primer caso y en los insultos antisemitas, en el último.32
Actualmente se llama «bolita» al boliviano, «chilote» al chileno, «paragua» al paraguayo, «peruca» al peruano, «yorugua» al uruguayo, «veneco» al venezolano, «brasuca» al brasileño y «boliguayo» para referirse en general a inmigrantes de los dos países que limitan al norte con Argentina (Bolivia y Paraguay), como términos despectivos para referirse a los inmigrantes de origen latinoamericano. Sin embargo, estos términos ―al igual que «negro» y con excepción de «boliguayo»― no siempre son despectivos y pueden ser usados afectivamente entre amigos o familiares.2
El antisemitismo existe también en Argentina, en un marco influido por la gran inmigración de judíos y la presencia de una extensa comunidad y de un relativamente amplio mestizaje de los judíos con otros grupos de la población. Argentina es el único país de América en donde se ejecutó un pogrom (matanza de judíos) en 1919, durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen.4 En 1910, el senador nacional Manuel Láinez presentó un proyecto de comunicación al Poder Ejecutivo en el que le solicitaba que redactara un anteproyecto de modificación de la ley migratoria; el proyecto en sí, que fue introducido sobre tablas (es decir que no estaba previsto en el orden del día de esa sesión) era breve e inocuo, pero la fundamentación que hizo Láinez en el Senado fue una agresiva descalificación de los inmigrantes sirio-libaneses (entonces llamados siro-otomanos), así fueran cristianos, musulmanes o judíos. Sólo el senador por La Rioja Joaquín V. González pidió la palabra para refutar a Láinez.56
En muchos casos, se han «racializado las relaciones sociales»,7 y simplemente se utiliza el término «negro» para denominar al trabajador, obrero, etc. sin relación alguna con el tono de su piel. En las relaciones laborales es habitual, entre las personas que poseen cargos de importancia en empresas, referirse al conjunto de trabajadores de la empresa como los «negros».7 También en la vida política es habitual utilizar la palabra «negros» por parte de ciertos grupos para referirse despectivamente a los simpatizantes del peronismo.789
Existe una amplia discusión sobre el alcance de las conductas racistas en Argentina. Mientras algunos sectores10 sostienen que se trata de comportamientos inofensivos o marginales rechazados por prácticamente la totalidad de la población, otros sectores111213 sostienen que el racismo es un fenómeno extendido y expresado de muy diversas maneras. Algunos grupos afirman también que las eventuales conductas racistas en Argentina no se diferencian de las que se presentan en los demás países del mundo, mientras que otros14 sostienen que el racismo en Argentina tiene algunas particularidades en los modos en que se presenta, relacionadas con la historia, la cultura y los grupos étnicos que interaccionan.
En 1995, la Ley 24515 creó el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), que puso al país a la vanguardia de la lucha contra el racismo y la discriminación, aunque sin que aún se hayan obtenido grandes avances.
ojala te sirva de algo c: