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Respuesta:La indiferencia que se advierte ante la progresión de aborto a escala
mundial, hace necesario insistir en aquellos aspectos que son básicos
para el enjuiciamiento correcto del problema. En este sentido, tenemos
en primer lugar el consumo creciente de contraceptivos, que a su vez es
consecuencia de una serie de fenómenos de orden ideológico y moral.
En años anteriores hemos publicado varios trabajos sobre estos temas,
pero consideramos útil una nueva revisión, teniendo en cuenta la situación actual, según la biografía de estos últimos años.
El término aborto significa la interrupción del embarazo antes de que
el feto sea viable. Lo más frecuente es que el aborto ocurra antes de la
vigésima semana de gestación; si la interrupción tiene lugar entre el primero y tercer mes se habla de aborto precoz, denominándose aborto tardío entre el tecero y sexto mes de embarazo.
El significado vulgar de aborto es claro, supone la muerte del feto,
pero las expresiones «aborto legal», «aborto terapéutico», «aborto electivo», etc., contribuyen a fomentar el confusionismo terminológico, como
se puede comprobar tanto en publicaciones médicas como en revistas y
prensa diaria. Se confunden los términos de aborto espontáneo, aborto
legal, aborto terapéutico y aborto criminal, dando la impresión al público
no especializado de que el aborto tendrá una valoración médica y ética
diferente según la modalidad del mismo 64.
En la práctica hay una única distinción médicamente válida: aborto
espontáneo, que cursa de modo natural, independiente de la voluntad,
tanto de la paciente como del médico; y aborto provocado consecuencia
de la acción directa del médico, o de cualquier otra persona, sobre la
evolución de un embarazo normal o no. Desde el punto de vista conceptual esta clasificación médica del aborto es una realidad evidente y así,
en publicaciones de la Organización Mundial de la Salud se utiliza la
distinción entre los dos grandes grupos: «aborto espontáneo» y «aborto
provocado».
HECHOS BIOLÓGICOS FUNDAMENTALES
El origen de la vida coincide con la fertilización del óvulo; y, en el
organismo humano, la fecha se puede determinar con bastante exactitud.
Es un dato fundamental. Cuanto más a fondo se estudia el problema -y
cada vez son más numerosos los resultados de la investigación experimental-, más evidente resulta que, para definir lo que debe entenderse
por aborto, hay que partir necesariamente del hecho fundamental de que la vida de la persona humana comienza en el momento de la fecundación.
El organismo se forma a partir de dos células: el óvulo, célula germinal femenina procedente del ovario; y el espermatozoide, célula germinal masculina, producida en el testículo.