REDACTA CON TUS PROPIAS PALABRAS el cuento Muebles "El canario" resumiendo Inicio, Desarrollo, Nudo o clímax y Desenlace o final.
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En cuanto por la mañana quitaba el paño que cubría su jaula, me saludaba con una pequeña nota soñolienta. Luego lo colgaba afuera, mientras preparaba el desayuno de mis tres muchachos pensionistas, y no lo entraba hasta que volvíamos a estar solos en casa. Solía poner una hoja de periódico en la mesa, y, cuando colocaba la jaula encima, el canario sacudía las alas desesperadamente como si no supiera lo que iba a ocurrir. Le frotaba el plato de la jaula, lo espolvoreaba de arena limpia, llenaba de alpiste y de agua los recipientes, ponía entre los barrotes unas hojas de pamplina y medio chile.
Lo que yo ponía por último en la jaula era el envase en que se bañaba. Primero sacudía un ala, luego la otra, después zambullía la cabeza y se remojaba las plumas del pecho. Sin duda tenía también a mis tres muchachos que venían a cenar, y a veces se quedaban en casa leyendo los periódicos. Pero no podía suponer que ellos se interesaran en los detalles de mi vida cotidiana.
noche me consoló pensar que no estaba sola del todo. Y él ladeó la cabeza, y me miró con su ojito reluciente, de tal forma que tuve que reírme. La gente cree que los pájaros no tienen corazón, que son fríos, distintos de los perros y los gatos. Me acuerdo de una noche que había tenido un sueño espantoso y, como que al cabo de un rato de haberme despertado no conseguía tranquilizarme, me puse la bata y bajé a la cocina para beber un vaso de agua.
Era una noche de invierno y llovía mucho. La jaula estaba en la mesa, y el paño que la cubría había resbalado de forma que le entraba una rayita de luz. Cuando lo encontré tendido en la jaula, con los ojos empañados y las patitas retorcidas, cuando comprendí que nunca más lo oiría cantar, me pareció que algo moría en mí. Me sentí un vacío en el corazón como si fuera la jaula de mi canario.
Con el tiempo todo pasa, y la gente dice que yo tengo un carácter jovial. Sin embargo, a pesar de que no soy melancólica y de que no suelo dejarme llevar por los recuerdos y la tristeza, reconozco que hay algo triste en la vida. ¿Quién lo puede saber? Pero ¿no es asombroso que, en su canto dulce y alegre, era esa tristeza, ese no sé qué lo que yo sentía?.
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