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Este artículo trata de la influencia de la cultura Hispano-árabe en la cultura Latinoamericana. El artículo intenta describir esta influencia desde un punto de vista del lenguage, y a través del desarrollo de las humanidades, artes y ciencias como la matemática, astronomía, medicina, navegación, geografía, entre otras. Los ochocientos años de invasión árabe en España y los cuatrocientos años de invasión española en América constituyeron los elementos a través de los cuales un cuasi-global fenómeno de transculturización tuvo lugar.
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2Recuerdo una conversación entre un latino y un árabe en un café de Lima. En lenguaje coloquial un árabe le decía a un latino que los españoles eran los hijos espírituales de los árabes y que los latinos eran a su vez de los españoles. Me planteé desde entonces, y eso hace mucho tiempo, la hipótesis de que los hispano-parlantes habíamos heredado como nietos la cultura y la ciencia de los musulmanes de alguna manera y que quizás la estaríamos viviendo sin darnos cuenta. Los ochocientos años árabes en España, seguidos inmediatamente de los quinientos años españoles en América Latina, sumaban trece siglos de transculturización casi continua y me llenaban de curiosidad intelectual.
1 Shoghi Effendi, in Lights of Guidance, p. 39
3De acuerdo con Shoghi Effendi: “La llamada civilización cristiana de la cual el Renacimiento es una de sus manifestaciones más extraordinarias, fue esencialmente musulmana en sus cimientos y orígenes. Cuando Europa medieval estaba sumergida en la mayor barbarie, los árabes quienes fueron regenerados y transformados por el espíritu liberado por la religión de Mahoma, estuvieron diligentemente ocupados en establecer una civilización cuya semejanza sus contemporáneos cristianos en Europa nunca habían visto antes. A través de ellos, la filosofía, ciencia y cultura que los antiguos griegos habían desarrollado encontraron camino a Europa. Los árabes eran los traductores y lingüistas más hábiles de su tiempo, y fue gracias a ellos que las escrituras de tales filósofos bien conocidos como Sócrates, Platón y Aristóteles fueron puestos a disposición de los del Oeste. Es totalmente injusto atribuir la florecencia de la cultura europea durante este período del Renacimiento a la influencia del Cristianismo. Fue principalmente el producto de las fuerzas liberadas por la Dispensación de Mahoma”1.
2 Balyuzi, Muhammad and the Course of Islam, p. 311.
4Durante mis investigaciones, descubrí por ejemplo que mis amigos de colegio con nombres Guzmán, La Madrid, Alcázar, Almenara, el cura Medina, mi tía Emma, y otras tantas personas llevaban nombres islámicos sin saberlo. Otros como Cáceres, Sevilla y Trujillo, eran el equivalente árabe de nombres latinos. Que cada vez que el profesor de religión nos advertía que “en boca cerrada no entran moscas” o que “el ojo del amo engorda al caballo” no hacía sino repetir lo que la moral islámica refraneaba. Que cuando admiraba a la iglesia cristiana más antigua de mi ciudad natal, en verdad, estaba gustando de la arquitectura musulmana y que la música de los villancicos navideños provenía en realidad de tonadas árabes2.
3 Vernet, La Cultura Hispano Árabe, p. 29.
5Muchas superticiones orientales habían llegado a ser parte de nuestra cultura latinoamericana, como “algunos antojos de embarazadas, el prevenir a los niños que juegen con fuego que se orinarán en la cama; los rabos de pasa, que comidos, mejoran la memoria; el mal augurio que se saca de la rotura de espejos; la creencia de que, cuando una conversación entre varias personas se interrumpe, es debido al paso de un ángel; el poner una escoba detrás de la puerta para que marche un inoportuno; el mal agüero del número 13, etc.”3 Nuestra infancia había crecido escuchando las historias árabes de Aladino, Simbad, Alí Babá y las Mil y Unas Noches. Más creciditos, tendríamos el ajedrez (originalmente hindú) y los naipes, que eran juegos muy populares en la España árabe y que fueron traídos por los conquistadores.
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