aquí estoy yo para que usted me cuente
Cuando nos sucede algo inesperado, divertido, peligroso o que da miedo, generalmente se lo contamos a nuestros amigos o familiares; también es frecuente que contemos a los demás lo que soñamos o lo que suponemos. Compartir lo que nos sucede o lo que imaginamos es tal vez uno de los rasgos más particulares de la especie humana; aunque los lobos aúllen en la noche comunicándose a través de distancias inmensas y los pájaros canten como si agradecieran el calor del nuevo día, solo los hombres hemos construido civilizaciones y culturas en torno a la escritura y un lenguaje articulado y recursivo.
Hace mucho tiempo…
Contar para recordar
Es muy posible que en la Antigüedad los primeros hombres tuvieran la necesidad de contar a los demás las aventuras que habían tenido durante el día. Tal vez, en las noches y alrededor del fuego, era frecuente que se narraran historias de cómo se habían cazado los animales que prepararon para la cena o se describieran los lugares donde se habían recolectado frutas y semillas. Así, estos primeros relatos servían de mapas que permitían reconocer el territorio, describir a otros pobladores y recordar el camino hacia los prados verdes donde los hombres deberían llevar a pastar su ganado o los bosques donde podrían encontrar refugio y alimento.
También es muy posible que estos primeros relatos expresaran sentimientos de dolor, alegría, asombro y temor. Muy seguramente los primeros cuentos relataron las aventuras de amigos y parientes muertos o de héroes que se recordaban con nostalgia y cariño, cuyas hazañas y valores servían de ejemplo para los demás. Tal vez estas primeras historias ligadas al mito y la epopeya heredaron a los cuentos personajes ejemplares como los príncipes, los caballeros y las heroínas.
¡Te lo dije!...
Contar para advertir
Advertir sobre un lugar peligroso, sobre los riesgos de atravesar un río caudaloso o de enfrentar algunos animales es una de las funciones más frecuentes de las historias que transmitimos de generación en generación. Muy seguramente, los primeros hombres advirtieron de estos peligros a sus hijos, como hizo la abuela con Caperucita. Por eso, muchos de los cuentos tradicionales dejan una enseñanza que nos invita a ser honestos, responsables, obedientes y solidarios.
mariazos22:
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que bonito
Explicación:
sigueme y te sigo porfa te lo ruego
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