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Respuesta:
La crisis del COVID-19, o coronavirus, ha sido declarada
pandemia por la Organización Mundial de la Salud. Para
combatirla, diferentes países han adoptado medidas
restrictivas de contacto y desplazamiento de las personas que,
en algunos casos, conllevan el confinamiento absoluto en los
hogares de todos los miembros de una familia.
Una característica de esta crisis para las familias, sumada
a la reclusión en el hogar y sus consecuencias, radica en la
omnipresencia de la enfermedad. La información cotidiana,
las tareas, las actividades de higiene, las conversaciones, la
observación y seguimiento del estado de salud propio,
familiar y colectivo… todo, gira en torno a la enfermedad, lo
cual, inevitablemente, conlleva cambios en los procesos
cognitivos (preocupación, ansiedad, estrés…) que, junto a
medidas inadecuadas de afrontamiento, pueden dar lugar a
una mala gestión de esta crisis.
La permanencia indefinida y forzosa en el hogar, conlleva que
muchas familias se sientan desbordadas por el exceso de
tareas. De manera abrupta, aparecen cambios organizativos
que implican la multiplicación de algunas tareas, la inclusión
de otras nuevas y la atención simultánea a diferentes
obligaciones en la familia y en el hogar. La escasez de tiempo y
las dificultades de concentración son frecuentes ante el
desbordamiento provocado por el teletrabajo de uno o varios
miembros de la familia (a veces solo con un dispositivo
electrónico en el hogar), el cuidado de los hijos, la realización
de tareas escolares, la limpieza del hogar, la preparación de comida, etc)
Espero haberte ayudado, dame corona pliss