• Asignatura: Historia
  • Autor: arturitoml12345
  • hace 5 años

Etapa napoleonica de la revolución francesa

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Respuesta dada por: textan1234
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La Revolución francesa y la época napoleónica

1.- Causas de la Revolución francesa

Causas de la Revolución francesa

 

[La Revolución francesa fue un proceso histórico no planeado en bastantes de sus acontecimientos, y en este sentido puede decirse que fue “espontáneo”. Además, si algunos de sus miles y miles de protagonistas tenían un proyecto revolucionario de antemano, este hubo de variar sobre la marcha, según las circunstancias de cada momento. Como siempre sucede en la Historia: nadie —nadie— tenía en la cabeza todo lo que estaba pasando ni conocía el futuro.] Esto no se estudia, pero hay que tenerlo claro para toda la asignatura.

El comienzo de la Revolución en Francia se debe a varias causas. Solo la combinación de ellas explican los acontecimientos; ninguna por sí sola da cuenta de lo que sucedió en Francia entre 1789 y 1799. Pueden distinguirse cuatro tipos de causas: ideológicas, políticas, económicas y sociales.

A.- Causas ideológicas.

Entre las causas de tipo ideológico, la principal es la influencia de la Ilustración. Aunque este movimiento intelectual era muy variado, la versión francesa se caracterizaba por sus críticas al Antiguo Régimen absolutista. Los ilustrados como Montesquieu, Rousseau, e incluso Voltaire, defienden la soberanía nacional (es decir, que el poder del rey no procede de Dios, sino de la nación), la división de poderes y la igualdad ante la ley. Mediante reuniones en salones (una especie de clubes con tertulia) las enseñanzas de la Ilustración se fueron extendiendo entre muchas personas con cierta formación intelectual. Además, poco a poco, los mensajes ilustrados fueron llegando a las clases más bajas, aunque fuese simplificados en forma de lemas: “Libertad”, “Igualdad”.

           Además, está el ejemplo de la revolución de los Estados Unidos, que ha puesto en práctica muchos de estos principios ilustrados contra un régimen absolutista de Jorge III de Inglaterra (o eso denunciaban los patriotas americanos).

B.- Causas económicas.

La segunda mitad del siglo XVIII fue un periodo de auge económico para los mercaderes franceses, especialmente a partir del fin de la guerra entre Inglaterra y Francia en 1783. La riqueza acumulada por grandes comerciantes y financieros les servía para llevar una vida lujosa, pero no para participar del poder político, que de acuerdo con los privilegios del Antiguo Régimen estaba en manos de la nobleza.

           Al mismo tiempo, la agricultura vive momentos difíciles, con una sucesión de buenas y malas cosechas. De ella dependen tanto los campesinos (más el 80% de la población francesa) como las clases populares de las ciudades. Si las cosechas son malas, los precios del grano suben; pero el alza del valor del trigo no aprovecha al pequeño campesino, ni en la ciudad a las clases bajas, que deben comprar caro el pan; solo los grandes campesinos se benefician. Si la cosecha es buena, los precios del grano bajan; pero el descenso del valor del trigo solo beneficia a la ciudad, que compra el pan más barato, y no a los campesinos pequeños, pues no compensan la mayor cosecha con el menor precio. En este caso, los grandes campesinos aguantan mejor el tirón. Todo esto provoca un estado de ira casi continua entre las poblaciones menos favorecidas económicamente. No es casualidad que la Toma de la Bastilla (14 de julio de 1789) coincida con el punto más alto del precio del pan en París.

           Por otro lado, la Hacienda real está arruinada, tanto por la última guerra en Estados Unidos como por el constante lujo en la corte de Versalles (fiestas y regalos a la nobleza). El Rey intentará subir los impuestos; también querrá hacerlos pagar a los estamentos privilegiados, y esto provocará la reacción de los nobles. A su vez, la nobleza que vive en Versalles necesita dinero, y eleva los impuestos a sus campesinos, sobre todo el precio de los arrendamientos de tierras.

C.- Causas políticas.

            El absolutismo del Antiguo Régimen depende del discurso propagandístico de los intelectuales, y muchos de estos están ahora influidos por el pensamiento ilustrado, que es antiabsolutista. También es importante la personalidad del rey, y Luis XVI tiene una personalidad débil, cuyas indecisiones y cambios de opinión (muchas veces influidas por su mujer, María Antonieta) provocan su enemistad con la nobleza y el clero, que deben apoyar el sistema absolutista para conservar sus privilegios a la vez que quieren mantener su independencia frente a la acción del rey. Este juego de fidelidad e independencia, provocará la crisis política.

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