• Asignatura: Castellano
  • Autor: jesica123farro
  • hace 4 años

LA MANZANA DE LA DISCORIDA Y LA GUERRA DE TROYA

En la inmensa y regia morada del Olimpo, el gran festín llegaba a su término. Recostados en dorados lechos, los inmortales bebían el néctar,
fúlgido licor de la juventud, que los coperos divinos, Hebe y Ganímedes, vertían como ríos. Estaban todos: desde los poderosos señores de la
tierra y de las aguas hasta las divinidades menores, desde los pequeños faunos de los torrentes hasta las ninfas de los bosques. Todos eran
felices porque su vida transcurría en un continuo e inalterable júbilo y porque el mundo, a sus pies, estaba en paz.
La fiesta se celebraba en honor de la diosa Tetis, desposada con Peleo, de cuyo matrimonio nació luego Aquiles. Zeus se hallaba en el centro
del gran convite, rodeado por los hermanos Hades y Poseidón; las hermanas Hera, Hestia y Demetria; los hijos de Hera: Ares y Hefestos; Apolo
y Artemis, hijos de Latona; Atenea, nacida de su cerebro; Hermes, Afrodita, Dionisio y numerosos sátiros y ninfas, que danzaban y cantaban
para deleite de todos los presentes.
Estos dioses, como los mortales, tenían necesidad de alimento y de sueño. Su alimento era exclusivamente la ambrosia y su bebida el néctar.
En el aspecto físico se diferenciaban de los hombres sólo por la estatura, la belleza y el don de eterna juventud. Pero poseían también todas las
pasiones de los hombres: el amor y el odio, la ira y la envidia; eran a veces crueles y a veces magnánimos. Sus días transcurrían alegremente,

pero todos estaban sometidos a un poder superior: el Destino, hijo del Caos y de la Noche, a quien ni Zeus podía oponerse.
De repente en el salón se hizo el silencio. Todas las miradas se fijaron en una extravagante figura que había aparecido en el umbral: Eris, la
única diosa que no había sido invitada. “Es demasiado intrigante —habían convenido los anfitriones—. Es capaz de echar a perder la fiesta con
sus maledicencias. Y ahora se hallaba en medio de los convidados. Cuando estuvo cerca del triclinio donde se hallaban sentados los dioses
mayores, la maléfica diosa extrajo de entre los pliegues de su túnica una manzana de oro y la arrojó sobre la mesa, exclamando: “He aquí mi
regalo. Es para la más bella de las diosas.” Dicho esto, la diosa de la discordia se retiró.
Después de un instante de sorpresa, las tres diosas que se hallaban sentadas alrededor de la mesa: Atenea, Hera y Afrodita, alargaron la mano
hacia la reluciente manzana; pero se detuvieron sorprendidas y se miraron unas a otras. Zeus, el señor de los dioses, que observaba la escena,
sonrió, e interviniendo dijo: “El único medio para conocer cuál de vosotras es la más bella, y establecer, por consiguiente, a quién corresponde
la manzana de la discordia, es recurrir a un arbitraje. Escoged entre los mortales un juez de vuestro agrado y acatad su decisión.” Como
siempre, Zeus había sentenciado sabiamente.
Después de reflexionar, las tres rivales decidieron confiar la suerte al más hermoso de los mortales, al joven vástago de Príamo, el príncipe
Paris Alejandro, que vivía desde su nacimiento, entre los pastores del monte Ida. Un oráculo había pronosticado que sería la ruina de Troya,
por lo que su madre lo ocultó en la montaña, desobedeciendo las órdenes del esposo, quien, en vista de tan funesto agüero, había decidido
eliminar al hijo. Una mañana, mientras cuidaba su rebaño en un valle solitario, Paris vio aparecer ante sí tres maravillosas doncellas.
Le entregaron la manzana, le explicaron lo que esperaban de él y, secretamente, cada una le hizo una promesa. Atenea le prometió la
sabiduría; Hera, el poder; Afrodita, la pequeña diosa nacida de la espuma del mar, le prometió la más linda mujer del mundo. Luego, las tres
concurrentes se colocaron frente a Paris. Éste titubeó un instante, y por fin entregó la manzana a Afrodita, quien la tomó con alegría, mientras
las otras se alejaban furiosas. Instruido por Afrodita, Paris descendió hacia los valles y salió a buscar a la mujer más bonita del mundo y llegó a
Esparta y tocó en la puerta del palacio de Menelao, que era el rey de allá, y esposo de Helena, precisamente la mujer más bonita del mundo.
Helena era hija de Zeus con Leda y melliza de Pólux, hermana de los también mellizos Cástor y Clitemnestra, estos dos últimos hijos de Tíndaro.

Así empezó la famosa historia de la Guerra de Troya.




¿Cuál es el escenario de la historia?

¿Helena era una semidiosa? ¿Por qué?

¿Quiénes eran Hebe y Ganímedes?

¿Cómo se llaman los hijos de Hera y de Latona?

¿De quiénes era la boda que se celebraba?

Investigue los nombres de cada una de las Ninfas

¿Por qué los dioses griegos tenían emociones como los humanos?

Escriba el nombre de la Diosa de la discordia y qué fue lo que hizo.

Escriba un final alternativo: ¿qué habría pasado si Páris aceptaba la promesa de Hera o Atenea?

Respuestas

Respuesta dada por: jaansamaniegobal
0

Respuesta:

mira si 2+2 son 4, 4+2 son 6, 6+6 son 12 y 12+1 son 13 entre mas me la mamas mas me crese

Explicación:

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