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Respuesta:ok que es una buena obra que está bien escrita y muy bien lo que dice pocas como ellas existen
Explicación: CORONA PLISSS
responder :DISCURSOS A LA NACIÓN ALEMANA de Johann Gottlieb Fichte (1808).Probablemente la primera obra puramente nacionalista. Inducido por la invasión napoleónica de los territorios alemanes, -e influido por el escritor Herder- el filósofo Fichte introduce el concepto de la necesidad de un movimiento pangermanista. De naturaleza apologética, sirve más como testimonio histórico que como análisis serio.
CUALQUIER TEXTO DE SABINO ARANA (fines del siglo XIX). Todo un ejemplo de cómo “crear” una nación, en este caso la vasca. Los uruguayos no podemos presumir mucho de ser una nación “natural” –basta leer cualquier obra de Zorrilla de San Martín para enterarse- pero a Arana debe reconocérsele su prolífica tarea: creó la identidad, los mitos, la bandera, los símbolos, un partido nacionalista, la codificación del lenguaje…
EL ESTADO JUDÍO de Theodor Herzl (1896). En una Europa donde prevalecía el antisemitismo, no es extraño que los judíos -en ese momento como protonación- se plantearan la necesidad de un territorio donde crear su propio Estado. Las obras de Herzl son las más influyentes y sensatas en los inicios del sionismo, y vemos hoy sus resultados en el Estado de Israel.
LA CRISIS DE LA SOCIALDEMOCRACIA de Rosa Luxemburgo (1919). Si bien el marxismo es por definición anti-nacionalista, por lo cual podríamos escoger cualquier libro de tal corriente de pensamiento como crítica al mismo, la obra de la revolucionaria alemana nos resume en buena manera esta postura ideológica en un momento clave como el colapso de Europa de 1918.
ECONOMÍA Y SOCIEDAD de Max Weber (1925). Todos los caminos del pensamiento social contemporáneo conducen a Weber. Si bien en el tema específico del nacionalismo algunos textos menores son de mayor importancia, “Economía y Sociedad” es una buena “introducción” de más de mil quinientas páginas a los conceptos básicos del pensador alemán. Un libro para leer con gusto y tiempo, mucho tiempo.
LA MONTAÑA MÁGICA de Thomas Mann (1929). No se trata, ni mucho menos, de un libro de carácter científico o teórico, pero en su obra cumbre Mann logra retratar –en el escenario de un hospital para tuberculosos, y en el debate entre Settembrini y Naphta para este caso- el clima intelectual que llevaría a la Primera Guerra Mundial, de la cual ya expresamos el papel central del fenómeno referido. Una brillante novela filosófica que vale más que mil ensayos.
LOS ORIGENES DEL TOTALITARISMO de Hannah Arendt (1951). Un excelente estudio de la degeneración máxima del nacionalismo, el nacionalsocialismo. Además de una superlativa y prolija pensadora, Arendt cuenta con una prosa envidiable, lo que hace que el libro jamás deje de ser ameno al lector.
LA INVENCIÓN DE LA TRADICIÓN de Eric Hobsbawm y Terence Ranger (1983) – Si bien la obra no se dedica exclusivamente al tema, Hobsbawm y Ranger presentan casos de cómo la modernidad ha construido a posterioritradiciones en aras de la consolidación del Estado y la Nación.
LOS NACIONALISMOS de Montserrat Guibernau (1996). Un repaso de la teoría del nacionalismo en el pensamiento social clásico, sus correspondientes críticas y su adecuación al mundo contemporáneo, en particular en el caso de la península ibérica. Se puede estar de acuerdo o no con sus críticas, pero constituye una muy buena introducción al tema.
IDENTIDAD Y AUTOGOBIERNO EN SOCIEDADES MULTICULTURALES de William Safram y Ramón Máiz (2002). Una serie de ensayos más enfocados en la realidad de los movimientos nacionalistas de diversas regiones que en la teoría propiamente dicha. Muy recomendable por su relativa actualidad.