¿qué medidas tomaron los gobiernos conservadores durante su periodo? Organiza estas medidas en tres ámbitos: político, educacional y territorial.
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Respuesta:
1)José Tomás Ovalle asumió la Presidencia de Chile el 1 de abril de 1830 de manera provisional debido a la renuncia de Francisco Ruiz-Tagle. Su gobierno se vio marcado por la estabilización nacional y por el nacimiento del periodo al cual se refiere este artículo.
Ovalle, un joven senador, era un hombre sencillo a pesar de su opulencia y no manifestaba ansias de poder, pero debido a su popularidad, todos sus intentos fueron aguados por el Congreso y asumió la presidencia más como un deber.
Al asumir el gobierno, nadie quería aceptar las responsabilidades ministeriales, un país con anarquía, sin una constitución respetada y con los fondos casi vacíos, el único que aceptó los ministerios fue su amigo, el estanquero Diego Portales, figura clave en este periodo.
Ovalle removió a Ramón Freire de su calidad como Comandante en Jefe del Ejército y lo envió al exilio, en su reemplazo fue designado José Joaquín Prieto y los revolucionarios pasaron a ser los oficialistas, bajo disposiciones enviadas por Ovalle al ministerio de Guerra, y por las estrategias de Prieto, los conservadores triunfaron el 17 de abril de ese año en la Batalla de Lircay, originándose este periodo de consolidación al cual nos referimos.
Con la guerra civil ganada, los liberales, en su mayoría fueron exiliados y no pudieron retornar al país en muchos años, el ejército fue limpiado de los insurrectos, despidiendo a la mayoría de los comandantes freiristas y sellándose la guerra pacíficamente con el Tratado de Cuz-Cuz que evitó una nueva batalla pero no fue reconocido por la presidencia.
2)El ideal político de Portales es mejor presentado usando sus propias palabras, sacadas de una de las cartas que le envió a su amigo Cea, cuando aún era un simple comerciante :
Lima, marzo de 1822. Señor José M. Cea. Mi querido Cea: Los periódicos traen agradables noticias para la marcha de la revolución en toda América. Parece algo confirmado que los Estados Unidos reconocen la independencia americana. Aunque no he hablado con nadie sobre este particular, voy a darle mi opinión. El presidente de la Federación de N. A., Mr. Monroe, ha dicho: se reconoce que la América es para estos. ¡Cuidado con salir de una dominación para caer en otra! Hay que desconfiar de estos señores que muy bien aprueban la obra de nuestros campeones de liberación, sin habernos ayudado en nada: he aquí la causa de mi temor. ¿Por qué ese afán de Estados Unidos en acreditar ministros, delegados y en reconocer la independencia de América, sin molestarse ellos en nada? ¡Vaya un sistema curioso, mi amigo! Yo creo que todo esto obedece a un plan combinado de antemano; y ese sería así: hacer la conquista de América, no por las armas, sino por la influencia en toda esfera. Eso sucederá, tal vez hoy no; pero mañana sí. No conviene dejarse halagar por estos dulces que los niños suelen comer con gusto, sin cuidarse de un envenenamiento. A mí las cosas políticas no me interesan, pero como buen ciudadano puedo opinar con toda libertad y aún censurar los actos del Gobierno. La Democracia, que tanto pregonan los ilusos, es un absurdo en los países como los americanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen de toda virtud, como es necesario para establecer una verdadera República. La Monarquía no es tampoco el ideal americano: salimos de una terrible para volver a otra y ¿qué ganamos? La República es el sistema que hay que adoptar; ¿pero sabe cómo yo la entiendo para estos países? Un Gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes. Cuando se hayan moralizado, venga el Gobierno completamente liberal, libre y lleno de ideales, donde tengan parte todos los ciudadanos. Esto es lo que yo pienso y todo hombre de mediano criterio pensará igua.
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