Realiza una historia relacionada a un embarazo precoz y el fin tendria la adolescente ayuda x favor si no sabes no respondas me urgueeeeeeeeeeeeee
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Aurora será abuela este año. A los 44 años. Su nieta Vanessa dará a luz en dos meses a un pequeño que será el único varón de una generación familiar protagonizada por tres mujeres que comparten una misma historia: el embarazo precoz.
Las tres son oriundas de un campo de La Vega en el que los “juntes” a temprana edad son vistos con indiferencia.
Aurora tenía trece años cuando quedó embarazada de Paula. Un tío la forzó a tener relaciones y por tratarse de un familiar no se pudo hacer mucho: la adolescente se quedó a vivir en la casa de sus padres y allí crió a la pequeña.
Paula fue a la escuela rural y terminó el octavo grado a los 15 años. No continuó los estudios “porque el liceo quedaba muy lejos” y se quedó en la casa. “Ayudando”, dice.
A esa misma edad quedó embarazada de un compañero de clases que no quiso hacerse cargo de la bebé que venía en camino y esta también se quedó, junto a su madre, viviendo en casa de los abuelos.
Ante la falta de oportunidades en el campo, Paula se mudó a la capital con Vanessa aún pequeña y se “arrimó” -expresa- donde una tía, hasta que pudo conseguir trabajo en casas de familia y en tiendas por departamentos.
A Paula, la experiencia de criar sola a la niña la frustró y no quiere tener más hijos. Su mamá, que tuvo cuatro más, es actualmente madre soltera y no le gusta hablar del tema.
A Vanessa, en cambio, hasta el año pasado le gustaba que la compararan con su mamá. Se sentía orgullosa de tener una mamá tan joven, de usar su ropa y maquillaje, de tener que aclararle a todo el mundo que no era su hermana.
Hasta que una prueba de embarazo le confirmó que ella también sería madre muy joven.
“Dios mío, se me vino el mundo arriba cuando lo supe. Jamás imaginé que me pasaría esto a los 14 años. Hasta los cuatro meses seguí en la escuela, pero ya la dejé para poder terminar el embarazo bien”, explica Vanessa con cara de resignación.
La joven, que cursa el segundo grado de secundaria (antes octavo), piensa seguir los estudios una vez dé a luz y no tiene planes de casarse con su novio, también compañero de clases.
“Eso sí -dice Vanessa muy seria y hasta con enfado-, te juro que después de vivir la experiencia de mi abuela, la de mi mamá y la mía puedes estar segura de que desde muy tempranito alertaré a mi hijo y a los otros, si los tengo, de todo lo que tiene que ver con la sexualidad
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