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La conciencia del consumidor es uno de los más importantes elementos de una economía saludable. El hecho de que el consumidor sepa sus derechos legales, y en caso de necesidad se aproveche de dichos derechos, lleva una importancia sustancial tanto en el marco de la calidad de la producción como de la prosperidad del consumidor. La Constitución garantiza la protección del consumidor y la formación de las instituciones con este objetivo. El artículo 172 de la Constitución dictamina lo siguiente: “El Estado toma medidas a fin de proteger e iluminar a los consumidores, y estimula las iniciativas protectores de ellos”. De acuerdo con este dictamen, las organizaciones no gubernamentales se apoyan por el Estado.
El primer y el más importante paso en la protección de los derechos del consumidor es la formación de la conciencia del consumidor. El consumidor consciente hay que hacer comparaciones necesarias sobre el producto y el servicio que comprará, y hay que elegir el más apropiado por el aspecto de “precio-calidad”. Hay que conocer los servicios postventas tal como garantía, y hay que demandar este tipo de derechos. Respetar los derechos de otros consumidores y ayudar a ellos en sus reclamaciones de derecho son una pieza importante del consumo consciente.
Uno de los métodos más efectivos sobre la protección del consumidor es la facilitación del proceso de reclamar derecho y la reducción de los gastos de recurso. El hecho de que el plazo de tomar un resultado se mantenga corto, es muy importante en el marco de estimular a reclamar derecho.
Un aparato efectivo más es el apoyo y la cooperación de las instituciones de medios de comunicación para que aumente la conciencia del consumo y multipliquen los consumidores conscientes. Los consumidores conscientes de la sociedad y del medio ambiente, que protegen tanto sus derechos como el medio ambiente, transmitirán esta conciencia a las nuevas generaciones.
Actuar con insensibilidad mientras compramos producto causa que no recibamos el servicio completo por el dinero que damos. Esta situación es dañosa tanto por nuestra economía personal como la economía del país. Lo más importante para un consumo consciente es conocer nuestros derechos y hacer compras después de obtener las informaciones necesarias sobre los productos y servicios que recibiremos.