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OPINIÓN
Soberanía cultural
ABR, 05, 2008 |
Hace unos días, en la TV, una distinguida asambleísta afirmaba la necesidad de establecer en la Nueva Constitución el concepto de “soberanía cultural”. Debo confesar que entre las preguntas del periodista y las respuestas de la asambleísta poco de claro saqué (impreparado que es uno). Pero logré entender que se trata de defender, por norma constitucional, nuestra cultura de los ataques que la pervierten o desnaturalizan.
Lo difícil del asunto es precisar el concepto mismo de “soberanía cultural”. Los ecuatorianos somos un pueblo que se nutre de varias vertientes culturales: en primer lugar la hispánica, en segundo la indígena, luego la africana y otras. El pasado multicultural nos ha enriquecido, nuestra cocina tradicional es un buen ejemplo de ello, al igual que nuestro lenguaje usual.
Sin embargo, en estos dos componentes culturales constatamos cambios a lo largo de los años y en la actualidad: la influencia de la TV ha conformado en los ecuatorianos un habla desteñida por su carencia de sabor nacional.
Lo mismo podemos afirmar de la cocina tradicional: desde el siglo XIX ha sufrido influencias externas, a veces por puro esnobismo, otras por impacto de las nuevas realidades derivadas de un progreso lleno de contradicciones. Estas novedades se han dado tanto en los medios urbanos como en los rurales. Por consiguiente, ¿de qué cultura hablamos?
¿La soberanía cultural significará, por ejemplo, la imposibilidad de leer a Dostoievski? ¿O de deleitarse con la voz de Edith Piaf? Si vamos a ello habría que arrojar al basurero de lo atentatorio a nuestra soberanía a Marx, Freud, Nietzsche y Foucault, tan venerados por nuestros progresistas. ¿Deberán nuestros indígenas serranos dejar de lado los pantalones, los sombreros y también las habas y la cebada?
En pocas palabras es difícil, por no decir imposible, delimitar desde dónde y hasta dónde llega la “soberanía cultural”. Si a un ecuatoriano le viene en gana pasarse el día cantando country music, ¿quién tendría la autoridad de impedírselo?
Esperamos que de estos proyectos poco fundados no se deriven políticas de estado más cercanas a las conductas de las KGB de la historia que a la auténtica cultura, por vocación siempre receptiva y, no lo olvidemos, humanista.
Explicación:
espero que te ayude :)